a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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lunes, 8 de diciembre de 2008

Solemnidad de la Inmaculada Concepción


Del Prefacio de la Eucaristía de la Inmaculada Concepción:
Porque preservaste a la Virgen María de toda mancha de pecado original, para que en la plenitud de la gracia fuese digna madre de tu Hijo y comienzo e imagen de la Iglesia, esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura.

Purísima había de ser, Señor, la Virgen que nos diera el Cordero inocente que quita el pecado del mundo.

Purísima a la que, entre los hombres, es abogada de gracia,
y ejemplo de santidad.




Himno litúrgico:
Ninguno del ser humano
como vos se pudo ver;
que a otros los dejan caer
y después les dan la mano.

Mas vos, Virgen, no caíste
como los otros cayeron,
que siempre la mano os dieron
con que preservada fuiste.

Yo, cien mil veces caído;
os suplico que me deis
la vuestra, y me levantéis
porque no quede perdido.

Y por vuestra concepción,
que fue de tan gran pureza,
conserva en mí la limpieza
del alma y del corazón,
para que de esta manera
suba con vos a gozar
del que solo puede dar
vida y gloria verdadera. Amén.

10 comentarios:

  1. Más que fiesta cristiana, la Immaculada Concepción de María es una fiesta católica, mejor dicho, “tardocatólica” pues es un dogma del siglo diecinueve, que presupone novedosos atributos a Ana y Joaquín, padres de María, que nunca tuvieron en el pasado.

    María es Immaculada, pues no pecó. En eso estamos de acuerdo.

    ¿Pero qué tiene que ver eso con que fuera concebida por sus padres de manera Immaculada como si ella fuese un masías, y su nacimiento análogo al de Jesús?

    Ese no sería un nacimiento humano, y María, aunque no pecase, fue completamente humana. Suponerle un nacimiento idéntico al de Jesucristo (que fue hijo de humana, y de Dios) la convierte en divina, como a Jesús.

    De esta novedosa forma romana de entender el nacimiento de María, se concluye a todas luces que la María de la que habla Roma se parece más a Isis que a la María de la que se habló hasta el siglo diecinueve. Así que me parece una barbaridad.

    Sólo se puede hablar de concepciones immaculadas en el caso de los hijos nacidos de humana y divinidad, jamás en el caso de los nacidos de dos humanos.

    También equivale a decir que durante dicinueve siglos hemos estado equivocados….

    ¿Qué diría San Agustín si escuchase semejante locura?

    Digo que María es Immaculada, pues no pecó, cierto.

    ¿Pero qué tiene que ver que ella sea Immaculada por no pecar, con que su nacimiento fuera igual que el del Mesías?

    El único que tuvo un nacimiento diferente al del resto de la humanidad fue Jesucristo, que fue hijo de humana y de Dios.

    María, en cambio, no es el Mesías (sino su madre) y su nacimiento fue idéntico al de todo humano. Era una mujer.
    Y por no pecar durante su vida, sabemos que posee un corazón immaculado. Pero nació humana y como los humanos. Durante diecinueve siglos, a la Immaculada Madre de Jesús se la consideró así…incluso en Roma.


    El 8 de Diciembre, es un día en el que se celebra un dogma reciente (decimonónico) que ni siquiera los católico-romanos se acaban de creer.

    Dada la falta de base para esa fiesta extraña que habla de un nacimiento crístico y mesiánico de María, y a que podemos decir que lo que se celebra el 8 de diciembre no se lo cree casi nadie (ni en el Vaticano) propongo la supresión de ese dogma erróneo.


    Immaculada Virgen María, sí.
    Inmaculada Concepción (es decir, embarazo y parto de la madre de María, Ana) no.

    Nunca se había visto así en la historia de la cristiandad… Rotundo no!

    Todo sea para mejorar, y eliminar incongruencias que pueden pasar factura.

    Saludos


    Eleison

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  2. Los posts referentes a la mujer y al sacerdocio son un poco anteriores a este.

    La verdad es que este post lo puse por devoción. Comprenderás que en este tema, al ser tan sencillo y simple, hay poca materia para la discusión. Pero como misterio hay mucho para profundizar. Por lo que más que argumentar y contra argumentar, postular y rebatir, se trataría de aumentar el grado de comprensión mutua.
    No lo digo como prevención o como anuncio de la cerrazón propia como hombre de Fe, sino que en virtud de la Fe misma en la que se cree, hace que el creyente es que que deba dar razones de lo que cree.

    Espero mañana responder en algo a tus cuestiones y ampliar así tus dudas.

    Un abrazo.

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  3. Ya, pero cómo pretendes que comprenda tu visión (extraña) del nacimiento de María?

    Es como pedir peras al olmo, sin ánimo de ofender...

    Lo cierto es que rectificar es de sabios, y el catolicismo romano debería rectificar en tan espinosa cuestión.

    ¿Realmente crees en ese dogma? Sé sincero.

    Saludos cordiales.

    Kyrie Eleison

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  4. Señor Anónimo, no sé cuál es su postura o su impostura. Que nadie, ni yo, se libra tanto de una cosa como de otra.
    Pero creo que confunde comprensión o entendimiento con convencimiento.
    Aunque las distintas creencias sean irreconciliables es posible un espacio de diálogo, de libertad y de confianza.
    Y esto es más fácil entre personas de distintas creencias que entre personas de la misma creencia. Dese cuenta.

    Tenga en cuenta que personalmente, me importa lo mismo un rábano que saber la formulación dogmática de la Inmaculada Concepción y el contexto histórico en el que se formuló.
    De hecho el dogma de la infalibilidad es uno que sí que me puede generar ciertos "quebraderos dialécticos", sobre todo con gente igualmente católica como yo y cristiana como yo también. Pero este dogma de la infalibilidad no me acarrea ningún problema ante un ateo, por muy beligerante que se torne. Igualmente me importa este dogma un rábano como el anterior.
    Yo sí creo que Sta. María fue inmaculadamente concebida, tanto si esa verdad fuese elevada a artículo de Fe como si no. Sencillamente lo creo.

    Tenga en cuenta también que al igual que un creyente no puede racionalmente hacer que un increyente llegue al convencimiento de lo que postula y defiende, un increyente tampoco puede racionalmente hacer que un creyente deje de tener el convencimiento a cerca de una verdad de Fe.
    Los católicos tenemos mucho que cambiar, no se lo voy a negar. Pero si piensa que debemos cambiar en un punto como la Concepción Inmaculada de María, solo le puedo decir y se lo puedo decir que está errando el tiro.

    Si usted es ateo, vea en este blog, sin ir más lejos, el aprecio que tengo al ateo y la no beligerancia que muestro frente al ateísmo.

    Bueno, este comentario responde al segundo. Tengo pendiente responderle al primero.
    Gracias por comentar. Y espero que nuestro diálogo dé para más.

    Un abrazo.

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  5. No soy ateo, sino fiel de la Iglesia Ortodoxa. De tradición eslava.

    Y le hablo de este dogma como uno de los obstáculos que impiden nuestra pronta reunificación kathólika.

    Saludos cordiales

    Kyrie Eleison

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  6. Querido hermano mío en la Fe, lo que dije pues sirve igual.
    Si que sé que tenemos problemas con el dogma de la infalibilidad y sobre la Primacía. Y con el famoso "filoque". Pero no sabía que teníamos problemas con la Inmaculada Concepción también.

    Me había parecido que pensabas que los católicos creemos que la concepción de María fue sin intervención de varón. A esto tengo que responder con un claro, nítido y rotundo no. Este dogma no varía lo que se ha creído desde siempre.

    Pero releyéndote veo que lo que piensas es que a Joaquín y a Ana se les reconoce unos nuevos atributos. Y que por tanto María no sería del todo humana.

    Nosotros no pensamos eso. Y personalmente no le veo una relación directa como para que una cosa implique la otra.
    De hecho no entiendo en qué te basas para hacer esta afirmación: "Sólo se puede hablar de concepciones immaculadas en el caso de los hijos nacidos de humana y divinidad".
    No sé la lógica de otras mitologías, pero desde luego esa lógica no se sigue en el caso que nos ocupa.

    Por una parte, reconocer atributos divinos a Joaquín y a Ana supondría reconocer esos atributos a sus respectivos padres y a toda su ascendencia.
    Y por otra, si estamos de acuerdo en que María no pecó, luego es inmaculada, entonces es inmaculada desde siembre. Es decir, desde su estado de cigoto, valga la expresión.
    El que la nueva vida engendrada por los padres, por ambos padres, sea sin pecado original, es merced de la Gracia sobre esa nueva vida en germen, no en virtud de considerar a los padres como semidioses.

    Me alegra hablar con un Ortodoxo. Espero que aunque comentando no salgas del anonimato, salgas para mí de él mediante e-mail.
    Seguimos hablando.

    Un caluroso abrazo.

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  7. Te dejo unas palabras de W. Zaniewicky que explican bien nuestra visión del tema:

    Para san Agustín, el hombre antes de la caída es una criatura "concupiscente y mortal", pero a la que Dios ha hecho don de la gracia, que es un "don sobreañadido" (donum superadditum). Este don no forma parte de la naturaleza humana en tanto que tal, y depende del acto mismo del Creador. Le permitiría escapar del pecado y de la muerte.
    El pecado de Adán le retiró ese don de la gracia, y se convirtió en lo que era por naturaleza, es decir, en "concupiscente y mortal". Más aún, la culpabilidad se extendería a toda su descendencia, y todos compartirían su falta, ya que habrían pecado en él.
    El hombre habría pues cometido un pecado original alzándose contra el orden establecido por Dios, un acto, una falta: "peccatum actuale". Este pecado se habría hecho hereditario y se convertiría en un estado: "peccatum habituale", el de la esclavitud del hombre con respecto a la concupiscencia y la muerte.
    Para Agustín, Cristo elimina la falta original gracias al bautismo. Lega así a Occidente problemas angustiosos: condenación de los no bautizados, universalidad de la falta de Adán en seres que todavía no han sido creados, limitación o no de la gracia "recuperada" tras el bautismo; es el tema de la predestinación, que hallará su desarrollo último con el jansenismo del siglo XVII.
    Una concepción semejante es totalmente extraña al Oriente: la doctrina tradicional se funda en la imagen bíblica de la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios. La indestructibilidad de la imagen divina es tal que el pecado del hombre puede empañar e incluso alterar esta imagen, pero en ningún caso suprimirla. Es lo que permite al hombre cooperar libremente por su salvación "aportada por Cristo, reconocer sus faltas, convertirse y recibirle" (sinergismo).
    Jamás ha conocido Oriente la doctrina agustiniana del estado de una naturaleza humana creada "mortal y concupiscente", de una "gracia sobreañadida", ni tampoco el término de "pecado original". La herencia de Adán no es la transmisión hereditaria de una falta, sino simplemente la de la mortalidad. El texto de Romanos 5, 12: "quo omnes peccaverunt", traducido por Agustín "que todos han pecado" (en Adán) adquiere un sentido diferente. Para Oriente el sentido es éste: cometiendo su pecado, Adán ha pecado en la muerte, o dicho de otro modo, ha merecido la mortalidad y la decadencia; al igual, nosotros, sus descendientes, por nuestros pecados, continuamos pecando en la muerte. Podría traducirse: "la muerte, a causa de la cual todos han pecado, ha pasado a todos los hombres". La naturaleza humana no ha heredado así una culpabilidad, sino una servidumbre de la muerte, ya que sólo los pecados personales suscitan esta culpabilidad.
    No hay entonces para los descendientes de Adán pecado ancestral, de falta transmitida ("peccatum actuale"), sino un estado de decadencia ("peccatum habituale"). La mortalidad es una esclavitud de la cual Cristo viene a liberarnos permitiéndonos la inmortalidad.
    O, si se quiere, todos han pecado en la muerte, y no en Adán. El bautismo no es un sacramento que limpie una falta original, común a todos los hombres, sino una iniciación que confiere un nuevo nacimiento en el Nuevo Adán que es el Cristo, y que, por ello, integra al bautizado por un acto trascendente en una nueva humanidad que participa de la inmortalidad.
    En este sentido, la Iglesia Ortodoxa no puede admitir el dogma católico de la Inmaculada concepción promulgado en 1854 por el papa Pío IX, y que retoma las tesis de san Agustín y las formulaciones de Duns Scoto: si María no ha nacido en el estado humano, que implica una decadencia (se trata aquí de la concepción de María, que habría nacido sin el "pecado original"), no se entiende cómo puede transmitir a su Hijo una humanidad que, precisamente, necesita la salvación.
    Igualmente, la Ortodoxia tampoco puede admitir el dogma de la Asunción corporal de la Virgen (Pío XII, 1950), pues habla de Dormición, de paso por la muerte física.
    Para el Oriente cristiano, sólo Cristo es el Redentor. Su madre, la Théotokos, no es co-redentora, como quisiera Occidente, sino que es, junto con los santos, mediadora. En el tronco común del cristianismo, el mensaje estaba claro: el Verbo toma carne de una mujer (Dios es sarcóforo), y el hombre recibe el Espíritu (es hombre es pneumatóforo).
    Dios se hace hombre para que seamos deificados. No pone obstáculo a la muerte, porque no hay obstáculo para la Resurrección. La divino-humanidad, término ausente de los diccionarios, significa la destrucción del muro de separación entre el Creador y su creación. Hacer de su madre un "avatar" divino le quita todo el sentido al mensaje.

    Saludos cordiales. Las dioscrepancias son una oportunidad para el diálogo y la reflexión.

    Kyrie Eleison

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  8. Querido Kyrie, no sé si te voy a dar una sorpresa. Primero, tampoco yo comparto la postura agustiniana.
    Sin embargo, sí que sostengo el concepto de "pecado original" y de "naturaleza caída".
    Segundo, tus aportes en el otro blog sobre este tema me han parecido muy buenos.

    No obstante, vuestra postura me parece asumible. Pienso que mi Fe puede asumir tal concepción de las cosas y no es motivo de mantener el Cisma.
    Ten en cuenta que la mentalidad occidental es mucho más racional, mucho más esquemática y con muchas fijaciones conceptuales. A veces pienso que hemos condenado la Modernidad porque estamos empapados de ella.

    Bueno, si te parece, el texto de W. Zaniewicky lo pongo en un nuevo post y continuamos dialogando, aportando e intercambiando.
    Repito que me alegra hablar contigo.

    Un abrazo.

    PD: Puedes mandarme por e-mail textos teológico-doctrinales interesantes, que no sean largos y ponerlos aquí, para conocerlos personalmente y para la reflexión de todos.

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  9. Qué grata sorpresa me has dado. Dialogando con católicos como tú, pienso que la reunificación está muy cerca (luego me desanimo cuando hablo con otros, pero ese es otro tema...).

    Gracias por dejar ese artículo sobre la interpretación ortodoxa sobre el nacimiento de María.

    Como ortodoxo, debo decirte que tampoco veo excesivos obstáculos para la reunificación. Me explico:

    El filioque se puede salvar. Durante dos siglos se adoptó una cláusula que permitía a los católico romanos creer en él, siempre y cuando no tratase de imponerlo a los demás. Esa misma fórmula podría servir para hoy en día: una cláusula que permita a los católico romanos creer en él.

    Sobre la Ascensión, cabe admitir que es más un problema de uso lingüistico que de contenido. Pues en Oriente, la "dormición" de María viene a ser lo mismo, siempre y cuando alcancemos un pequeño acuerdo las dos partes que aclare la terminología. Es decir, la Asunción-Dormición es un obstáculo superficial, casi inexistente. Con buena voluntad por ambos lados quedaría resuelto.

    Respecto al primado del obispo romano también se podrían superar las diferencias. En los primeros siglos los ortodoxos consideraron al obispo romano y al obispo constantinopolitano como "primus inter pares" (primero entre iguales). No hay problema para declarar al obispo romano como primus inter pares, como ha concluido la comisión mixta ortodoxa-católica). Ese primado de honor tiene fundamento histórico tradicional. Por su parte, Roma debe renunciar a una supremacía administrativa, y contentarse con ese primado que es más de honor, que de mando. Pero le sigue permitiendo, de alguna manera, ser el primero.

    La infalibilidad papal sí que ha sido un obstáculo grave, pues en los primeros siglos la infalibilidad residía en el Santo Sínodo con todos los patriarcas reunidos en Concilio Ecuménico. Era allí dónde el Espíritu Santo soplaba con fuerza para que las decisiónes finales cumplieran con la voluntad del Señor.

    De todos modos, a grandes males, grandes remedios. Si la infalibilidad papal nos separó, también nos podría unir. Muy fácil: Si el Papa es infalible, basta con que declare ex cathedra que la infalibilidad reside de neuvo en el Santo Sínodo de obispos reunidos en Concilio Ecuménico.

    Por todo lo dicho, creo que podríamos estar muy cerca de la reunificación katholika.

    Un fuerte abrazo. Que Dios te bendiga.


    Kyrie Eleison

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  10. Sin duda que cuando llegue el momento tendremos todos una inmensa alegría.
    Un gran y fuerte abrazo, hermano.

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