a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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domingo, 31 de mayo de 2009

La nube del no saber │ cap. 16

A través de la contemplación, el pecador convertido que ha sido llamado a la contemplación alcanza con más rapidez la perfección y el perdón de Dios.


Nadie debe pensar que es un osado por atreverse a ofrecer a Dios su amor humilde siendo el más miserable de los pecadores de este mundo, ni por adentrarse en secreto en la nube del no saber que media entre él y Dios después de una verdadera enmienda, la posterior llamada a la contemplación y la total aprobación de su preceptor y su conciencia, pues ya Nuestro Señor dijo a María Magdalena, vivo ejemplo de los pecadores llamados a la vida contemplativa: "Tus pecados te son perdonados". Y no le fueron perdonados porque a María Magdalena le embargara una gran tristeza, ni por la angustia que le producían sus pecados, ni tampoco por la humildad que sentía al contemplar su vida desdichada, sino por la intensidad de su amor.

Es en este punto donde podemos ver lo que este amor secreto y anhelante llega a obtener de Nuestro Señor, pues va mucho más allá de lo que podamos hacer o imaginar. Te aseguro que María Magdalena sentía un profundo arrepentimiento, que derramó amargas lágrimas por sus pecados y se sintió enormemente humillada al pensar en su propia desdicha. También nosotros, desdichados pecadores comunes, debemos sentirnos arrepentidos, sobrecogidos, atemorizados y humilladospor completo a lo largo de esta vida cuando recordemos nuestra propia desdicha.

¿Cómo la recordaremos? A buen seguro, de la misma manera que lo hizo María Magdalena. Aunque no sintiera siempre esta profunda tristeza por sus pecados, llevó esa pesada carga en su corazón y su recuerdo durante toda su vida. Sin embargo, como nos muestra la Biblia, su aflicción fue más dolorosa, su deseo más intenso, sus suspiros más profundos, su languidecer casi mortal, por el hecho de que deseaba amar a Dios todavía más de lo que ya lo amaba. Fue perdonada más por esto que por el recuerdo de sus pecados; por esto, pese a que ya lo amaba mucho. No debe sorprenderte: lo que caracteriza al amante verdadero es el hecho de que cuanto más ama, más desea amar.

María Magdalena se daba cuenta con bastante claridad de su condición de vil pecadora, de que sus pecados habían abierto un abismo entre ella y el Dios que tanto amaba, y que eran la causa principal de su flaqueza. Quería amar a Dios y no podía. ¿Qué hizo entonces? ¿Descendió de las cumbres de su anhelo a las profundidades de su vida pecadora para buscar en el lodo y la inmundicia de sus pecados, tomándolos uno tras otro, amargándose, sufriendo y llorando por cada uno de ellos? No, en absoluto. ¿Por qué? Porque Dios le hizo saber por medio de la Gracia que depositó en su alma que nunca lo conseguiría por este camino. Si obraba de este modo, lo más probable es que volviese a pecar, no que obtuviera el perdón de sus pecados.

Por tanto, María Magdalena prendió su amor y deseo ardiente en la nube del no saber, y aprendió a amar a aquello que ciertamente nunca alcanzaría a comprender con claridad en esta vida, ni con la mente ni con el deleite de sus emociones. Y amaba tanto que olvidaba a menudo que ella misma había sido una pecadora. Sí, así es, creo que la mayor parte del tiempo estaba tan absorta en amar la divinidad de Dios que apenas pensaba en el encanto y la belleza del cuerpo físico del Señor cuando Él se sentaba y le hablaba, por más sagrado y precioso que fuera, ni en ninguna otra cosa semejante, ya fuera material o espiritual. Ésta parece ser la enseñanza del Evangelio sobre el particular.

sábado, 23 de mayo de 2009

Politización periodística, libertad y honestidad

A José María García empecé a conocerlo en su retiro, temporal espero, profesional. Hasta bien hace poco no me ha interesado el periodismo deportivo.

Me he papado toda la entrevista que dura cerca de 50 minutos. Y como he gozado se me ha hecho corta. Es un periodista de los que no quedan en España. Es cierto que en España solo hay periodismo vergonzoso en cuanto que está "aliado" con partidos políticos y periodismo de "pan y circo".

En esta entrevista dice cosas que decimos en la calle pero que no estamos acostumbrados a oírlas en los medios de comunicación. Lo cual es algo que aunque se esté de acuerdo, impacta. Repito, impacta.

No sé qué información llegará a Iberoamérica. A todos, tanto a españoles como a no españoles, les ampliará perspectivas.

Os dejo con José María García.


jueves, 21 de mayo de 2009

Tocata y fuga de Bach

Nuestra querida voz en el desierto nos regaló con este descubrimiento. Espero que os guste y que lo disfrutéis.



Leyendas para no dormir. 3ª parte... y ya va bien


Ya decía San Agustín que los cristianos éramos ciudadanos de dos ciudades: la civitas dei y la civitas mundi. Jesucristo es hombre perfecto, como su Madre, y Dios (la auténtica deidad, el Dios vivo y de vivos, ya lleva la perfección implícita). Hablando en plata, Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre.
Y los hermanos de Jesús, el Primogénito, siendo el estado natural nuestro el de la beatitud originaria de nuestros primeros padres en el Paraíso, nuestro estado actual es el de naturaleza caída y redimida. Ya alcanzaremos un estado mejor que el natural en la Resurrección.
Volviendo a San agustín, decía que "Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti".
Nota al margen: Esta cita nunca he podido considerarla en su totalidad. Me saltan chispas de algún circuito neuronal que salió con defecto de fábrica.
Este discurso no es habitual en mí y además me parece rimbombante, pero las consideraciones del hiponense no las traigo gratuitamente.

¿Hay consenso en si es "más fácil" comprender el mal del mundo desde la emocionalidad o desde la racionalidad? No creo. Además es una pregunta mal planteada pero como retórica sirve.
Es muy duro que sacerdotes, religiosos o religiosas abusen sexualmente de niños y jóvenes. Es muy duro. Mucho. Que no me vengan diciendo que el celibato es la causa. Con tal dolor es para darle un manotazo y mandarlo a la Cochinchilla en vez de atender a su ignorancia (y digo ignorancia por dejarlo en buen lugar).
En su condición de consagrados, cualquiera se queda sin defensas al recibir en lo más central, íntimo y sagrado de una persona el daño causado por un sacerdote o consagrado. Equivale no solo a que mis padres no me quieren, sino que el mismo Padre Dios no me quiere. Es terrible un acoso y un abuso por parte de estas personas enfermas. No soy capaz de ponerme en la piel de sus víctimas.
Me gustaría decir que los enfermos mentales siempre son minoría. Que en las redes desenmanteladas de pederastas por internet hay muy pocos sacerdotes (no recuerdo ahora a alguno), etc., etc. Pero en caliente no me saldrían las palabras. No tendría palabras que decir salvo de consuelo. No podría nada más que pensar en mi imposibilidad de sanar esas heridas.

Lo cierto es que esto no me produce ninguna crisis de Fe y veo rastrero e imbécil que alguien piense que elimina la Fe haciendo relucir noticias al respecto.
El dolor por el escándalo de los creyentes no hace inmaculados al resto de la sociedad civil.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Sin Dios... autoayuda


Efectivamente, Dios lo pide todo y nuestra respuesta tiene que ser darse sin reservas.
Y menos mal que es así. Mientras no lo hagamos en nuestro interior no habrá unidad, integridad, honestidad, coherencia, genuinidad, autenticidad.
De momento no voy a entrar en materia a cerca de lo que pide Dios. Sí que puedo decir que a veces lo que pensamos que pide Dios es en realidad una excesiva autoexigencia, como un desear uno mismo ser algo en función del pie que cojea o una perfección que vemos lejana y no la vemos imposible pues "esperamos" que Dios nos haga espléndidos con una Gracia suya. Y "esperamos" como una acción-reacción.
Y esta actitud no es muy lejana a la que vemos en Nietzsche respecto a la vida que traje en uno de los últimos posts.

Puede parecernos que Dios nos pide que hagamos apostolado, que participemos en actividades sociales, eclesiales o no,... En este caso lo que Dios pide es que Él sea el alma de todo apostolado (que por cierto, así se titula un libro escrito por un cisterciense).
Puede parecernos que Dios nos pide santidad, tomarnos en serio, tomar en serio a la Iglesia, tomar en serio a las almas, tomar en serio a Dios.
Quizás habrá que empezar por dejar ver a Dios nuestro interior y así lo veremos nosotros también. Así seremos menos ciegos, por ejemplo. Dejar ver nuestro interior a Dios en cada momento, nuestros modos de razonar, nuestro estado de ánimo, nuestros sentimientos ante ciertos sucesos y roces con los demás, nuestros bien estar con la familia y los amigos, nuestros momentos de felicidad, nuestra alegría en una celebración, nuestros pensamientos respecto a otra persona,...
Dejarle ver. Al menos ganaremos en realismo que ya es una Gracia. Y no exigiremos o esperaremos de los demás lo que nos sobreexigimos y que en verdad no podemos alcanzar.

Conocerse y ofrecerse en el altar: ver a Cristo sufriendo mis latigazos, mis espinas, cargando con nuestra cruz y muriendo para que uno pueda ser hijo de Dios y volver a comer del Árbol de la Vida; y otras veces estar a su lado como otro Cristo recibiendo esos latigazos esas espinas y el peso de la Cruz por los demás y por la Humanidad entera. Dejar que Cristo descienda a nuestros infiernos y así resucitar con Él a una nueva vida que de momento no será gloriosa.

Todo esto lo podemos hacer sentados, de rodillas, haciendo yoga o acostados. Y no hay que hacerlo de una vez por todas, pues no somos ángeles.
Hay que darle gracias, pero también muchas veces hay que darle gloria.

Leyendas para no dormir. Parte 2ª

Mi postura y consideración hacia los ateos y apóstatas aparece en varios posts de este blog. Ahora bien, me es difícil de asimilar su inquina. Aunque me es posible comprender sus motivos y circunstancias, ya que casi siempre está basado en extrapolaciones de malas experiencias. A partir de ahí siempre se observa que el fondo intelectual de sus tesis, conclusiones y ocurrencias brilla por su ausencia.
Esta opinión mía la podría decir de cualquier persona, sobre cualquier anécdota o sobre cualquier opinión (como las políticas o las de fútbol).

Mi actitud de expresar este modo de ver particular no es culpabilizar, máxime cuando es "mal" de todos, sino plantear la importancia relativa de la intelectualidad y no ir cayendo en un intelectualismo estéril y ridículo en un debate que parece que los rivales se quieran derribar, aniquilar y borrar de la faz al visto como contrincante o enemigo.

Por ejemplo, este ejemplo. Nos podemos encontrar un argumento como este:
"Un hombre de extracto humilde, hijo de aldeanos que anda 3 años de vagabundo itinerante, que muere ajusticiado, y cuyos seguidores otros vagabundos como él, "resucitan" su figura, se inventan unas frases sobre el amor y el perdón que le atribuyen, así como unos cuantos milagros que por cierto no tuvieron lugar de esa forma. Así construyen lo que llamamos Iglesia".

Los ateos militantes o los anti-iglesia o los contra-cristo tienen unas ocurrencias inverosímiles y muy "creativas". No es nuevo. Basta leer los evangelios gnósticos para ver conversaciones y planteamientos que a todas claras son imposibles, ilógicos, absurdos, ridículos e incluso infantiloides. Recuerdo ahora un diálogo de Pedro con Jesús o algún retazo del recientemente famoso evangelio de Judas.

A Dawn Brown no lo conozco, ni quiero ponerlo en el mismo caso. Entre otras causas, aparte de mi ignorancia, está que no tengo sacos, ni siquiera uno común para dos personas. Leí "El código Da Vinci" y vi el film basado en dicho libro. Es entretenido. Cuando es best seller será por algo. Es una novela en la que la urgencia en resolver adivinanzas te mantiene en vilo como si un juego de rol se tratara. En ese sentido, y al margen de la calidad literaria y cinematográfica, no tengo nada que decir.
Ahora bien, si vamos más allá (siendo éste un factor de su éxito también), al margen de inexactitudes históricas, artísticas y de localización, se dan diálogos imposibles como en las películas de ciencia ficción con aspiraciones de divulgación científica.

PD: igual hay una tercera entrega de "Leyendas para no dormir" y goleadas varias.

domingo, 17 de mayo de 2009

Leyendas para no dormir

Me encuentro en el blog de Anyul esta cita de Kierkegaard:
"La blasfemia más tremenda es la acometida por la 'cristiandad': transformar al Dios del espíritu en un disparate irrisorio; y el culto menos espiritual, menos espiritual que todo lo que hay y que jamás hubo en el paganismo, menos espiritual que adorar como dios a una piedra, un buey, un insecto, menos espiritual que cualquier otra cosa, es: adorar bajo el nombre de Dios a ¡semejante necedad!"
(El Instante Nº 2, 4 de junio de 1855, Copenhague).


De seguro que algunas veces nos han entrado ganas de gritar al mundo que Cristo vive, que Cristo revela el hombre al propio hombre, descubrid la verdadera dicha y la verdadera alegría, descubrid a Dios en vuestro interior, encontraros en vosotros mismos y encontrad el Camino de la libertad,...
Estos gritos, anuncios, buenas nuevas, kerigmas,... entran ganas de hacerlos en pleno descubrimiento de la religación y en plena efervescencia del Espíritu Santo en uno mismo.

Así mismo da pena que la práctica religiosa se convierta en una tradición y en un mero costrumbrismo. Da pena que una comunidad mayoritariamente de una orientación política tenga difícil cabida alguien de otro signo político. Da pena ver a católicos (que son los que suelo ver: a católicos) a merced del oleaje de la parcialidad de los medios de comunicación, haciendo parecer que éstos sean la voz del pastor que revivifica, reactiva la vida de las ovejas y del rebaño. Da pena ver a católicos influenciados por libros de autoayuda, de cuentos con sicología, y que les va entrando cierta tirria a las homilías y a las palabras del sacerdote, al margen del sacerdote. Da pena que los pastores, y en cierta manera todos somos oveja y pastor, en cuanto mayormente responsables y las ovejas mismas no descubran el bagaje que ofrece la espiritualidad cristiana de dos milenios de experiencia y de multitud de grandes autores y santos, tanto clásicos como más actuales y contemporáneos. Da pena ver a católicos practicantes y fervorosos haciendo alarde de pensamientos y expresiones que desentonan claramente con las palabras del Santo Padre y del Magisterio de la Iglesia.
Y así podría seguir.

También da pena lo poco o nada que he hecho al respeto, mi tibieza y tantas oportunidades perdidas. Ojalá hubiera sido tan osado como Kierkegaard. No obstante, este gran pensador habla de "disparate irrisorio". Desconozco las circunstancias de su época y de su lugar. Pero puede parecer así, no tanto por la misma "función divina" sino por el juicio que se puede hacer al echar un vistazo a su "público". Y para ser honestos no deberíamos enjuiciar pues así nos desentendemos del asunto. Al enjuiciar a los demás nos separamos de los demás.
También me llama la atención la siguiente frase: "adorar bajo el nombre de Dios a ¡semejante necedad!". O bien no entiendo la frase, o bien Kierkegaard no se enteraba de lo que suponían tales Asambleas. Hubiera entendido que dijese: adorar bajo semejante necedad el nombre de Dios.

No voy a ser yo quien haga "leyendas blancas" de la Iglesia, ni la defienda con ingenuo infantilismo.

Nota del bloguer: en mi casa se ha hecho el silencio nocturno; supongo que continuará.

Si Dios me hubiera consultado, otro gallo nos cantaría!

"Si el Señor Todopoderoso me hubiera consultado antes de embarcarse en la Creación, le habría recomendado algo más simple".
Atribuido a Alfonso X el Sabio.



Quizás nosotros le hubiéramos recomendado algo como de ciencia ficción, un mecano o, como mucho, algún ideal (que siempre fracasan), una especie de secta dulzona, un "paz y amor" a lo hippy, una utopía de superhombres (que por otro lado, donde solo tiene cabida uno solo).

Cuánto nos cuesta dejar de ser como dioses! Cuánto nos cuesta ser criaturas, tener conciencia de ser criaturas! Cuántas veces pedimos a Dios para que las cosas sean como nosotros queremos y deseamos! Y siempre, cuando Dios nos concede una Gracia, sin ser lo que mezquinamente pedimos, es infinitamente mejor de lo que esperamos.

Hace poco leí unos textos entresacados de "Así hablo Zaratrusta" de Nietzsche. Y entre ellos traigo dos:
"Este es un baile a campo a través: yo soy el cazador. ¿Tú quieres ser mi perro o mi gamuza? […]. Me he caído al saltar. ¡Mírame yacer en el suelo e implorar gracia a tu arrogancia! ¡Me gustaría recorrer contigo senderos más agradables, senderos de amor a través de silenciosos bosquecillos de múltiples colores, o a lo largo del lago donde nadan y bailan peces dorados. ¿Ahora estás cansada? Ahí arriba hay ovejas y atardeceres. ¿No es hermoso dormir cuando los pastores tocan la flauta? ¡Yo te llevo! Deja tan sólo caer los brazos […]. Estoy en verdad cansado de ser siempre tu estúpido pastor. Tú, bruja, hasta ahora he cantado yo para ti. Ahora tú debes gritar para mí. Al compás de mi látigo tu debes gritar y bailar para mí".

"Yo soy buena contigo y a menudo demasiado buena, porque estoy celosa de tu sabiduría. Si tu sabiduría se apartase de ti, entonces se apartaría de ti mi amor".


En el contexto de estas dos citas, parece que él dialoga con la vida. Podría ser una especie de oración pero es él quien lleva a la vida como a cuestas y con la que no acaba de haber una armonía o sintonía. Parece que la vida va por su cuenta. Cuando debería considerar lo contrario: es él quien va por su cuenta con esa voluntad de poder y ese homocentrismo o egocentrismo. No lo digo como juicio, no lo valoro como malo, sino referente a un estado natural nuestro dada nuestra naturaleza caída.

Esa unión con la vida es la vida dionisíaca donde la infancia, la inocencia, la espontaneidad, la bondad natural campa a sus anchas más allá de las reglas morales formuladas y aplicadas con rigor y rigidez textual (de las que él con razón critica y se rebela).
Supongo que esa infancia, esa vida dionisíaca, engloba también “placeres mundanos” que la moral reprueba. No obstante, sin ser la llamada beatitud originaria, estado que vivieron nuestros primeros padres al ser creados, pensaba si se podría considerar una intuición de esa beatitud originaria como si ésta estuviera “inscrita” en la razón del hombre.

Tremendo! Tenemos a un sabio católico decir algo completamente fuera de cauce y tenemos a un nihilista aproximarse intuitivamente al estado preternatural.

sábado, 16 de mayo de 2009

El santo y la Iglesia


El santo no es el que hace siempre las cosas extra-ordinariamente bien, el impoluto, el que nunca se cae.
El santo es el que siempre se levanta, el que siempre empieza a aprender; el que conociéndose siempre tiene el entusiasmo inicial de una Fe nueva, de un Evangelio ya viejo (dos mil años) pero siempre actual, siempre nuevo y diferente cada vez que lo encarnamos, un Evangelio siempre por estrenar, por descubrir y redescubrir; el que siempre empieza de nuevo sin derrotismos que puede marcar el pasado, el que permite a Dios que le recree y emerja el hombre nuevo, el hombre nuevo que siempre se crea cuando el santo se levanta y es nuevo de nuevo, distinto del anterior, pues la riqueza de nuestra naturaleza y la de Dios es inagotable.

Podemos no tener en cuenta la "materia" de la cual partimos para "construir la Iglesia" o para "que venga a nosotros su Reino" planteando un "debería ser" que sin el realismo anterior es una simple utopía, máxime cuando es una utopía particular de cada cual. Y me parece que, en la opinión pública, se suele considerar y plantear un gobierno de la Iglesia a lo estadista.
Eso sí, Ecclesia semper reformanda est. Hablar "desde fuera", hablar no teniendo el cargo y la responsabilidad es muy fácil hablar. Aunque como bautizados cada cual tiene su responsabilidad.

jueves, 7 de mayo de 2009

La nube del no saber │ cap. 15

Refutación de quienes creen que la humildad perfecta se obtiene por medio de la conciencia del propio pecado.


Debes creerme que cuando te digo que la humildad perfecta existe y podemos alcanzarla en esta vida por medio de la gracia de Dios. Digo esto para refutar el error que pretende que la humildad perfecta es causada por el recuerdo de nuestras desdichas y pecados anteriores. Admito sin reservas que, para los que tienen el hábito de pecar -como yo-, es esencial y resulta provechoso humillarse ante el recuerdo de la propia desdicha y los pecados anteriores, y humillarse hasta que la degradación que ocasiona el pecado se torne en bien, tanto en nuestras conciencias como en nuestras mentes. Sin embargo, quienes son relativamente inocentes, quienes nunca cometieron pecado mortal de manera habitual o deliberada sino únicamente a causa de su debilidad e ignorancia, pueden volverse humildes por otra causa, una que también puede volvernos humildes a nosotros si nuestro preceptor y nuestra conciencia atestiguan que en verdad nos hemos enmendado mediante el arrepentimiento, la confesión y la penitencia, de acuerdo con las normas de la Sagrada Iglesia, y en particular si nos sentimos movidos a convertirnos en contemplativos por medio de la gracia. Esta causa está muy por encima de la causa imperfecta, de igual manera que la forma de vivir de Nuestra Señora está por encima del penitente más pecador de la Santa Iglesia, que la vida de Cristo es superior a la de cualquier hombre y la vida de un ángel que nunca ha conocido ni conocerá la debilidad humana está muy por encima de la del hombre más débil de la tierra.
Si no existiera una causa perfecta para volverse humilde y sólo existiera el conocimiento de la propia desdicha, si fuera en verdad así, me gustaría preguntar a quienes mantienen esta opción qué hace que se tornen humildes quienes no conocen ni conocerán jamás la desdicha del pecado. Me refiero a Nuestro Señor Jesucristo, Nuestra Señora Santa María y todos los santos y ángeles del cielo. Que debemos ser perfectos, tanto en esto como en todo lo demás, nos lo dice el propio Jesucristo en el Evangelio cuando nos ordena que seamos perfectos por la gracia, tal como Él lo es por naturaleza.

martes, 5 de mayo de 2009

Del "Ipse Esse Subsitens" al "Deo Trino"



Eclesiastés, tomo tu último comentario para decir algo es este nuevo post.
Has dado en el clavo en cuanto el siguiente problema que se platea después de ver las cinco vías de Sto. Tomas que están insiradas en el pensamiento arístotélico. Así lo expresas:
"Lo que quería decir es que el tiempo en el que se ha desarrollado la Creación es enormemente desproporcionado en relación al tiempo en el que ha vivido la humanidad.
Esa idea me era incomoda, porque supone un Dios "inactivo".

Pero, como dije, eso es medir el tiempo de Dios como el nuestro."

Efectivamente nos parece un Dios inactivo, inmutable. Sin embargo, bien por Filosofía (según esta corriente) vemos intervenciones de ese Ser trascendente, y sobretodo por Fe podemos ver la mano de Dios en todo o casi todo.
Hay una rama de la Filosofía que es la Teología natural cuyo objeto es Dios e investiga lo que se puede decir de Dios mediante la Razón. A veces es la Razón iluminada por la Fe la que plantea intuiciones o conclusiones y comprueba si la Razón es capaz de ellas. También así se ve cuál es el terreno y el alcance tanto de la Razón como de la Fe.
Aristóteles alcanza a pensar un ente con atributos de Motor Inmóvil y, creo que también, de Causa Incausada.
No sé a ciencia cierta si mediante la Filosofía se puede saber algo a cerca de la dinamicidad de Dios.
Pero por FE, por Revelación, sabemos (creemos) que Dios es Trino y entre las tres personas divinas se establecen unas relaciones o procesiones intratrinitarias. Por ahí tengo un post que hablo un poco de esto.
Por tanto llegamos a un Dios dinámico y lo inmutable es su dinamicidad. Y esto se asocia a que su naturaleza sea el Amor: "Dios es Amor", como enuncia S. Juan en su Evangelio; y quien ama conoce a Dios.

Igual que Sto. Tomás se inspiró en lo que dice Dios de sí mismo a Moisés, "Yo soy el que soy", haciendo así una filosofía del Ser a partir de Aristóteles, el Filósofo, también podríamos hacer una filosofía del Amor inspirándonos en las palabras de S. Juan. El Amor como noción fundante de la Realidad.

Si sabemos o consideramos a Dios sin tiempo ni espacio (es decir, trascendente), al crear, en Él no hay un antes ni un después, ya que ese inicio del espacio y del tiempo no están en Él. Él está en un continuo presente.
Date cuenta que la lógica llega a este punto aunque no podemos hacernos cargo de cómo es así.
El solucionar esta cuestión se deriva de seguir considerando a Dios como lo estábamos considerando: trascendente y más allá de nuestras capacidades comprensivas, insertos como estamos en el espacio y en el tiempo, con materialidad.
De ahí que, como se dice, aunque el conocimiento de la existencia de Dios es un conocimiento natural, mediante la razón especulativa no lo abarca. Y es quien ama quien conoce a Dios, conoce su nombre y su rostro. Pero esto es terreno de la espiritualidad cristiana.

viernes, 1 de mayo de 2009

Mi Dios: era, está siendo y será.



Mi respuesta inmediata y espontánea a muchas preguntas es "No sé", "Y yo que sé", "A mi que me dices", "Ni lo sé, ni me importa", "No tengo la más remota idea", "Ni pajolera idea" o "Ni puta idea, macho". Después, si sigue la conversación, si el interlocutor no se corta o si vale la pena seguir, pues algo decimos los dos que suele ser fructífero.
Si alguien me preguntase ahora "Cómo era tu Dios?", le respondería con un "No me vengas ahora con monsergas". Pero es que ahora tengo ganas de pensar y expresar.

De niño, al pensar en Dios, se desnudaba la mente como se abre la cúpula de un telescopio espacial (sin telescopio, claro). Es verdad que Dios no estaba en ningún lado, por eso la mente no se dirigía a ningún sitio (tampoco estaba en el Cosmos) y quedaba en ese estado curioso, podría decir de algún modo.
Mi Dios era mudo. Con las oraciones que me enseñó mi madre, de las cuales recuerdo especialmente las que me enseñó para rezar en cuanto me sentara después de la Primera Comunión, y con las oraciones de un antiguo misal de mi padre, Dios me "cambiaba" cuando le hablaba con esas oraciones vocales. Es decir, mi Dios era mudo pero no era sordo. Y Dios, si oye, actúa.

En adolescencia y la primera juventud, Dios se dejó estar distante. Ya de niño y en esta etapa, hay intuiciones profundas, necesidades y deseos que nacen del centro del corazón que tarde o temprano, más bien tarde, se ven cumplidos, se ven hechos realidad. Esos deseos siempre los he considerado como buenos, no fruto de circunstancias o deseos de capricho. Puedo ver la mano de Dios en cuanto que yo no "puse de mi parte" el que se realizaran, sino que fue como el mismo discurrir de la vida y del tiempo. Y queda así la cosa: no voy a descender al lenguaje psicológico.

Y llegó el Hito de mi vida. Pueden haber uno o dos más, pero este destaca tanto entre los otros que parece que sea el Hito de mi vida. Fue el "No tengáis miedo a abrir las puertas a Cristo" y el vivir un ideal y por un ideal: el "venga a nosotros tu Reino", y el "Cristo revela al hombre el propio hombre".
Ese entusiasmo inicial, esta explosión de ilusión, este descubrimiento de mares por navegar, que sigue con un cambio a mejor de mi vida, se oscurecería años después. Pero, aún entonces, esa luz del pasado seguía y sigue iluminando el presente.
A partir de este hito, la devoción aumentó pero no sé si Dios tuvo algo que ver directamente. Es posible que mi Dios seguía mudo y se volvería sordo, pero a partir de este Hito, mi Dios empezó a mirar. Aunque mi itinerario deambulante iba indicando que "los caminos de Dios son inescrutables".

Llegué a dar la espalda a la Iglesia dentro de sus límites, border line. Fui crítico con sus miembros y sus pastores en terreno ateo, descreído y opuesto a la Iglesia.

Y entonces vi que el reino del mal es un reino dividido y mi Dios empezó a hablar y comencé a mostrarle mi interioridad. Esto ocurrió hace cinco meses y no tengo perspectiva suficiente para considerar un pasado. No me veo capaz de pensar ni de expresar cómo está siendo mi Dios en el momento presente. Solo decir que me levanta si me dejo. Ahora Dios Padre debería ser mi Padre y Dios Hijo debería ser mi Hermano, merced de Dios Espíritu Santo, el Amor.

En fin, que Dios no se deja abarcar con palabras. Podría haber dicho éstas u otras muy distintas.

Cómo será mi Dios? Pues eso. Espero que sea Padre, Hermano y soplo de Amor.