a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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sábado, 16 de mayo de 2009

El santo y la Iglesia


El santo no es el que hace siempre las cosas extra-ordinariamente bien, el impoluto, el que nunca se cae.
El santo es el que siempre se levanta, el que siempre empieza a aprender; el que conociéndose siempre tiene el entusiasmo inicial de una Fe nueva, de un Evangelio ya viejo (dos mil años) pero siempre actual, siempre nuevo y diferente cada vez que lo encarnamos, un Evangelio siempre por estrenar, por descubrir y redescubrir; el que siempre empieza de nuevo sin derrotismos que puede marcar el pasado, el que permite a Dios que le recree y emerja el hombre nuevo, el hombre nuevo que siempre se crea cuando el santo se levanta y es nuevo de nuevo, distinto del anterior, pues la riqueza de nuestra naturaleza y la de Dios es inagotable.

Podemos no tener en cuenta la "materia" de la cual partimos para "construir la Iglesia" o para "que venga a nosotros su Reino" planteando un "debería ser" que sin el realismo anterior es una simple utopía, máxime cuando es una utopía particular de cada cual. Y me parece que, en la opinión pública, se suele considerar y plantear un gobierno de la Iglesia a lo estadista.
Eso sí, Ecclesia semper reformanda est. Hablar "desde fuera", hablar no teniendo el cargo y la responsabilidad es muy fácil hablar. Aunque como bautizados cada cual tiene su responsabilidad.

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