a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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domingo, 10 de octubre de 2010

La nube del no saber │ cap. 40

En la contemplación, el alma no piensa ni en el vicio ni en la virtud.

Asímismo, debes llenar tu espíritu con el sentido último de la palabra "pecado", sin analizar de qué clase de pecado se trata, esto es, si es venial o mortal y si corresponde a la Soberbia, la Ira, la Envidia, la Avaricia, la Pereza, la Gula o la Lujuria. ¿Qué importancia tiene para los contemplativos la clase de pecado o cuán grande sea? Cuando se dedican a la contemplación, consideran que todos los pecados son grandes por igual en sí mismos, ya que el más pequeño los separa de Dios e impiden que alcancen la paz espiritual.

Siente el pecado como una masa informe, en su totalidad, sin espicificar parte alguna, y siente que esa masa informe eres tú mismo. Y entonces grita sin cesar en tu espíritu una sola cosa: "¡Pecado! ¡Pecado! ¡Pecado! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro!". Este grito espiritual se aprende mejor de Dios por medio de la experiencia que de cualquier hombre por medio de la palabra. Es mejor que el grito sea totalmente espiritual, espontáneo y silencioso, pero puede suceder de vez en cuando que el corazón se desborde y explote en palabras porque el cuerpo y el alma están llenos de tristeza a causa de la carga del pecado.

Así es como debes usar la palabra "Dios". Llena tu espíritu con su sentido último, sin considerar ninguna de sus obras en particular, sin preguntarte, por ejemplo, si se trata de una buena obra, otra mejor o la mejor de todas; si se trata de una obra física o espiritual; si es una virtud forjada en el alma de un hombre por medio de la gracia y, en este último caso, si debes clasificarla en términos de Humildad, Caridad, Paciencia, Abstinencia, Esperanza, Fe, Templanza, Castidad o Pobreza.

Si los contemplativos encuentran y sienten todas las virtudes en Dios, ¿qué importa eso? En Él están todas las cosas: Él las creó y hace que perduren. Los contemplativos saben que tienen todas las cosas buenas si tienen a Dios y, en consecuencia, no codician ningún bien en particular, sino sólo al buen Dios. Haz lo mismo por tu parte en la medida que la gracia te lo permita y considera a Dios de todo corazón y en su totalidad, de manera que nada obre en tu mente o voluntad salvo Dios.

Y dado que siempre sentirás de alguna manera la masa inmunda y nauseabunda de tus pecados, parte y parcela de tu ser mientras se prolongue esta vida miserable, debes volver alternativamente a estas dos palabras, "pecado" y "Dios". Vuelve a ellas sabiendo que, si tuvieras a Dios, estarías libre de pecado, y que, si estuvieras libre de pecado, tendrías a Dios.

domingo, 15 de agosto de 2010

La nube del no saber │ cap. 39

Cómo debe rezar el contemplativo y en qué consiste la plegaria; qué palabras son las más apropiadas cuando se reza en voz alta.

En consecuencia, debemos rezar con la altura, profundidad, duración y amplitud de nuestro espíritu. No con muchas palabras, sino con una palabra breve de una sílaba. ¿Cuál puede ser? Es indudable que una palabra así debería adecuarse a la naturaleza de la propia plegaria. ¿Y qué palabra será ésta? Veamos que es en sí la plegaria y luego podremos saber con mayor claridad qué palabra se ajusta mejor a su naturaleza.

La plegaria no es en sí misma otra cosa que el acto de situar nuestra voluntad en una posición devota hacia Dios con el fin de obtener el bien y eliminar el mal. Puesto que todo mal se resume en un pecado, ya sea accidental o esencial, cuando rezamos con la intención de eliminar el mal no debemos pronunciar, pensar ni querer decir otra palabra breve que no sea "pecado". Y si rezamos con la intención de obtener el bien, no lo hagamos con ninguna otra palabra, pensamiento o deseo que no sea "Dios", ya que en Dios está todo el bien, su causa y su principio.

Por tanto, no te sorprendas si antepongo estas palabras a todas las demás. Si pupdiera encontrar otras palabras más cortas que pudieran abarcar por entero la idea del bien y el mal, como sucede con éstas, o si Dios me guiara para que empleara otras, entopnces usaría estas últimas y abandonaría las anteriores. Y esto es lo que te aconsejo que hagas.

Sin embargo, no estudies estas palabras, pues no es de este modo que alcanzarás tu objetivo ni llegarás a la contemplación; Ésta jamás se consigue mediante el estudio, sino sólo por medio de la gracia. No elijas para tu plegaria otras palabras que las que Dios te incite a usar, pese a todo lo que yo pueda decirte. Y si Dios te lleva hacia éstas, mi consejo es que no las dejes escapar, siempre que utilices palabras en tu plegaria, claro está, no en caso contrario. Son palabras muy breves. Sin embargo, si bien he recomendado con viveza en el presente libro la brevedad de la plegaria, ello no significa que la frecuencia de la plegaria deba ser pequeña, pues, como ya he dicho, se reza con la duración de nuestro espíritu, de manera que éste nunca se detiene hasta que ha obtenido plenamente lo que buscaba. Podemos volver al ejemplo de la mujer o el hombre aterrorizados: no cesarán de gritar las palabras "socorro" o "fuego" hasta que hayan obtenido la ayuda necesariaque los saque del aprieto.

domingo, 8 de agosto de 2010

La nube del no saber │ cap. 38

La plegaria breve atraviesa el cielo.


¿Por qué la plegaria breve de una sola sílaba atraviesa el cielo? Seguramente, porque se dice de todo corazón, con la altura, profundidad, duración y amplitud del espíritu de quien reza. Con la altura, porque se dice con toda la fuerza del espíritu; con la profundidad, porque todo lo que el espíritu conoce está contenido en esta pequeña sílaba; con la duración, porque siempre debe vivir sentirlo como lo siente ahora y llamar a Dios como ahora lo llama; con la amplitud, porque extiende a los demás hombres lo que quiere para sí mismo.

En semejante momento, el alma comprende -tal vez no del todo, sino tanto como pueda en este estadio de la contemplación- lo que san Pablo y todos los santos dicen al respecto, esto es, qué son la duración, altura, amplitud y profundidad de dios, que es eterno, todo amor, omnipotente y omnisciente. La eternidad de Dios es su duración; su amor, su amplitud; su poder, su altura; y su sabiduría, su profundidad. No es extraño que el alma, que ha sido modelada por la gracia a imagen y semejanza de Dios, su creador, sea escuchada por Él con tanta preteza, incluso cuando se trata de un alma realmente pecadora, que es tanto como decir un alma enemiga de Dios. Si el alma grita por medio de la gracia una palabra de una sílaba con la duración, altura, amplitud y profundidad de su espíritu, Dios siempre escuchará este grito angustioso y lo auxiliará.

Un ejemplo nos lo mostrará. Si oyeras a tu mortal enemigo que grita aterrorizado desde lo más profundo de su ser una de estas palabras breves, ya sea "Fuego" o Socorro", tú, sin reparar en que se trata de tu enemigo y movido solo por la piedad que despierta este grito desesperado, te levantarías, aunque fuera una noche de invierno, y lo ayudarías a escapar del fuego, lo calmarías y lo tranquilizarías para que desapareciera su angustia. ¡Oh, Señor, si la gracia puede hacer que un hombre se vuelva tan piadoso como para mostrar tan gran misericordia y piedad hacia el enemigo pese la enemistad, qué misericordia y piedad no mostrará Dios ante el grito espiritual de un alma, cuando este grito provenga de su altura, profundidad, amplitud y duración! Dado que Dios posee en su naturaleza todo lo que el hombre adquiere por medio de la gracia, y dado también que el atributo natural de una cosa la hace fondamentalmentemás más afín a las cosas eternas que el atributo que se concede después mediante la gracia, la misericordia de Dios será incomparablemente mayor.

miércoles, 2 de junio de 2010

La nube del no saber │ cap. 37

Sobre las plegarias propias del contemplativo.


Así como las meditaciones de quienes aspiran a convertirse en contemplativos aparecen sin previo aviso, también sus plegarias. Por supuesto, me refiero a las plegarias personales, no a las que ha establecido la Santa Iglesia, pues el aprecio que sienten los verdaderos contemplativos por tales plegarias no puede ser mayor; por eso se sirven de ellas, tal como hicieron con anterioridad los Santos Padres y de acuerdo con las reglas que establecieron. Sin embargo, las plegarias personales de los contemplativos se elevan con espontaneidad hacia Dios, sin ningún tipo de premeditación, ni antes ni durante la plegaria.

Cuando rezan con palabras, cosa que rara vez sucede, usan muy pocas; cuantas menos, mejor. Una palabra breve de una sílaba es preferible a una de dos sílabas y está más en concordancia con el trabajo espiritual, ya que el contemplativo debe vivir siempre en la cima más alta del espíritu.

Podemos ilustrar esta idea fijándonos en la naturaleza. Si un hombre o mujer se ven amenazados de repente por el fuego, la muerte o cualquier otro peligro, se verán impelidos por necesidad en medio de su angustia a gritar o rezar con premura pidiendo ayuda. ¿Y cómo lo harán? Sin duda, no con un torrente de palabras, ni siquiera con una sola palabra de dos sílabas. ¿Por qué? Porque pensarán que de este modo tardan demasiado tiempo en manifestar la urgente necesidad y agitación en la que están. Por tanto de su terror saldrá una sola palabra y tendrá una sola sílaba: puede que griten "¡Fuego!" o "¡Socorro!", por ejemplo.1

Del mismo modo que estas palabras breves alertan a quienes las escuchan y traspasan los oídos con mayor rapidez, así sucede con la palabra de una sílaba que no expresa meramente algo que se dice o piensa sino una intención que proviene de la profundidad de nuestro espíritu, que es lo mismo que decir que proviene de la altura de nuestro espíritu, pues, en esta materia, altura, profundidad, duración y amplitud significan lo mismo.2 Y semejante palabra traspasará los oídos de Dios Todopoderoso con mayor rapidez que cualquier largo salmo recitado de manera irreflexiva. Por eso está escrito que "la plegaria breve atraviesa el cielo". 3

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1. En inglés, las palabras fire ("fuego") y help ("socorro") son monosílabas.
2. En inglés, las palabras height ("altura", "cima", "cúspide"), depth ("profundidad", "fondo"), legth ("longitud", "extensión", "duración") y breadth ("anchura", "amplitud") son también monosílabas.
3. Cf. Si 35:16, donde se dice: "La oración del humilde atraviesa las nubes".

miércoles, 19 de mayo de 2010

La nube del no saber │ cap. 36

Sobre la forma de meditar del contemplativo.


Sin embargo, este no es el caso de quienes practican la contemplación, esto es, los lectores del presente libro. Para éstos la meditación es un repentino reconocimiento y una vacilante toma de conciencia de su propia miseria y la bondad de Dios, por así decirlo. No ha mediado ninguna lectura previa procedente de lecturas o sermones ni ninguna meditación especial ni nada parecido. Tal percepción y toma de conciencia repentinas se aprenden mejor de Dios que de los hombres. En esta etapa, no me preocupa en absoluto que no tengas otras meditaciones sobre tu propia miseria o la bondad de Dios -asumo que es la gracia de Dios quien te mueve en este asunto, bajo la guía espiritual adecuada- que las que provengan de palabras como "pecado", "Dios" u otras similares de tu propia elección. No analices estas palabras ni las expliques mediante fantasías de la inteligencia, como si el hecho de considerar sus partes constituyentes tuviera como efecto que tu devoción se incrementara. Durante la contemplación, nunca debes intentar nada parecido. Por el contrario, toma las palabras tal cual son, por entero. Entiende la palabra "pecado" como una masa informe, sin considerar ninguna parte en concreto, pues no es otra cosa que tú mismo. Creo que esta conciencia casi intuitiva del pecado, que has solidificado con la masa informe de una palabra y no es otra cosa que tú mismo, te convertirá en el más demente de los hombres de la tierra y el más necesitado de compostura, pero nadie que te observe lo adivinará por tu apariencia: tendrás costumbres sobrias, no dejarás que tu expresión trasluzca nada y actuarás como debe ser, con perfecta calma, ya sea al sentarte, caminar, tenderte, relajarte, estar de pie o arrodillarte.

sábado, 15 de mayo de 2010

La nube del no saber │ cap. 35

Las tres cosas que el principiante debe practicar son la lectura, la reflexión y la plegaria.


No obstante, existen algunas ayudas de las que debe servirse el principiante que se inicia en la contemplación, a saber, el Estudio, la Meditación y la Oración, o, como se las denomina con más ferecuencia, la Lectura, la Reflexión y la Plegaria. Estas tres ayudas han sido tratadas en un libro escrito por otro autor mucho mejor de lo que yo puedo hacerlo aquí y, en consecuencia, no es preciso que me extienda sobre ellas, salvo para decirte esto: tales ayudas se encuentran tan entrelazadas que los principiantes o iniciados -pero no los perfectos, me refiero en el nivel humano, claro está- sólo pueden alcanzar la reflexión si primero se dedican a la lectura o la audición. Sucede lo mismo con todos los hombres: los clérigos leen libros y los hombres comunes "leen" a los clérigos cuando les escuchan predicar la palabra de Dios. Tanto los principiantes como los iniciados no pueden rezar sin antes haber reflexionado.

Haz la prueba: la palabra de Dios, ya sea escrita o pronunciada, puede compararse con un espejo. Desde el punto de vista espiritual, el "ojo" de tu alma es la razón: la conciencia, tu "rostro" espiritual. Así como no puedes ver ni saber si hay alguna mancha en tu rostro sin la ayuda de un espejo o alguien que te lo diga, lo mismo sucede espiritualmente cuando el alma está cegada por sus frecuentes pecados, ya que le resulta imposible ver la mancha que hay en su conciencia sin leer o escuchar la palabra de Dios.

De esto se sigue que, cuando un hombre ve en qué parte del rostro se encuentra la mancha, gracias al espejo o porque alguien se lo dice -y esto es verdad tanto espiritual como literalmente-, es entonces y no antes que corre a la fuente para lavarse. Si la mancha es el pecado deliberado, la "fuente" es la Santa Iglesia y el "agua" la confesión, con todo lo que comporta. Si se trata de un pecado profundamente arraigado que produce impulsos malvados, entonces la "fuente" es Dios misericordioso y el "agua" la plegaria, también con todo lo que comporta. Por consiguiente, vemos que los principiantes y iniciados no pueden reflexionar sin haber leído o escuchado primero, y que no pueden rezar sin haber reflexionado antes.

martes, 4 de mayo de 2010

La nube del no saber │ cap. 34 (2 de 2)


Ten cuidado con el orgullo: es una blasfemia contra Dios y sus dones, y fomenta pecadores. Si eres en verdad humilde sentirás lo mismo que yo acerca de la vida contemplativa, esto es, que Dios la conceda libremente, con independencia de los méritos. El regalo divino de la contemplación es tal que, cuando se hace presente, el alma es capaz tanto de practicarla como de saber que la está practicando. Es imposible conseguirlo por otro camino. La capacidad para la contemplación es una con la propia contemplación, de manera que sólo será capaz de practicarla quien sienta que puede. Nadie más lo será. Sin esta obra previa de Dios es como si el alma estuviera muerta, incapaz de codiciar o desear esta tarea. Puesto que la quieres y la deseas, es evidente que ya la posees, aunque no sean ni tu deseo ni tu voluntad los que te muevan, sino alguna cosa que ignoras por completo e incita tu voluntad y deseo sin que sepas lo que es. Por favor, no te preocupes si nunca logras saber nada más sobre ello, pero sigue adelante sin desmayo para continuar progresando.

En suma, deja que esta cosa se ocupe de ti y sea ella quien te guíe. Deja que sea activa, y sé tú pasivo. Obsérvala si es tu deseo, pero déjala actuar por sí misma. Aun cuando tu intención fuera ayudarla, no interfieras, por miedo a estropearlo todo. Sé el árbol; deja que sea el carpintero. Sé la casa; deja que sea el huésped que la habita. Dispónte a ser ciego y rechaza todo deseo de saber por qué y cómo, pues en este caso el conocimiento será más un obstáculo que una ayuda. Basta con que puedas sentirte movido con amor por lo que desconoces. No albergues ningún otro pensamiento auténtico respecto a nada que no sea Dios en este apremio interior y que tu deseo se vuelva hacia Él con sencillez y firmeza.


Y si obras así, puedes confiar en que será el mismo Dios quien moverá tu deseo y voluntad, y lo hará sin intermediarios. No debes sentir temor alguno, pues el diablo no podrá acercársete. El demonio sólo puede sembrar cizaña muy de vez en cuando en la voluntad de un hombre, y sólo desde muy lejos, no importa cuán astuto sea. Sin una causa suficiente, ni siquiera un ángel bueno puede influir directamente en tu voluntad. Dios es el único que puede hacerlo. A través de lo que he escrito aquí, puedes comprender -¡aunque lo harás con mucha más claridad a través de la experiencia!- que los hombres llegan a la contemplación de la manera directa, sin que intervengan "ayudas". Toda ayuda beneficiosa depende de esta causa suficiente, aunque dicha causa no dependa de ayuda alguna ni haya otras ayudas que puedan conducirnos a ella.

lunes, 3 de mayo de 2010

La nube del no saber │ cap. 34 (1 de 2)

Dios concede su gracia directa y plenamente; no puede ganarse.


Si me preguntas cómo puedes comenzar, rezaré a Dios Todopoderoso para que sea Él mismo quien te lo diga en su gracia y generosidad. En realidad, es bueno que comprendas que no puedo enseñártelo, lo que no tiene nada de extraño, pues es una tarea que sólo compete a Dios, quien intencionadamente la lleva a cabo en las almas que escoge, sin reparar en los méritos que puedan tener dichas almas en particular.

Sin la ayuda de Dios, ni siquiera los santos y ángeles podrían pensar en anhelarla. Creo que Nuestro Señor está dispuesto a realizar esta obra tanto en quienes han sido pecadores durante toda su vida -de hecho, tal vez mejor dispuesto incluso- como en quienes comparativamente nunca lo agraviaron en exceso, y hacerlo con la misma presteza y asiduidad. Obra así para que podamos reconocer que Él es omnipotente y todo misericordia, y porque Él hace lo que le place, donde y cuando le place.

Ahora bien, por más que no haya alma alguna, sea o no pecadora, que albergue dicha gracia a menos que la gracia de Dios la ayude, Él no la concede ni comienza su obra si el alma no está dispuesta a recibirla. Dicha gracia no se da por ser inocente ni se niega por ser pecador. Presta atención a que digo "negar" y no "quitar". Debemos tener cuidado en no equivocarnos al respecto, pues, cuanto más cerca estemos de la verdad, más vigilantes debemos ser con el error. Aunque creo que me expreso con claridad, si adviertes que en este punto no puedes entender lo que digo, déjalo a un lado hasta que Dios te lo enseñe y no te preocupes.

viernes, 23 de abril de 2010

La nube del no saber │ cap. 33

En esta tarea, el pecador se purifica de sus pecados personales y el castigo que merecen, pero nunca obtiene la verdadera paz en esta vida.


Por el momento, no te hablaré más de estratagemas, ya que creo que, si se te concede la gracia de llegar a ensayarlas, en poco tiempo podrás enseñarme más tú a mí que yo a ti. Para ser sincero, sé que todavía me queda un largo camino por recorrer, aunque sea yo quien te enseñe por el momento. De manera que te ruego me ayudes, tanto como te ayudas a ti mismo.

Por tanto, te suplico que sigas adelante y trabajes duro y con toda la diligencia que seas capaz. Soporta con la mayor humildad cualquier sufrimiento que debas soportar hasta que hayas adquirido estas artes. En realidad se trata de tu purgatorio: cuando el dolor haya pasado y Dios y su gracia te hayan concedido el dominio de tales estratagemas, y éstas se hayan convertido en algo habitual, no te quedará duda alguna sobre tu purificación, no solo del pecado, sino también del sufrimiento que provoca. Me refiero, por supuesto, a los pecados que hayas cometido de manera deliberada en el pasado, no al pecado original, pues las penosas consecuencias del pecado original te acompañarán hasta el día de la muerte por más que te hayas esforzado. Es cierto que el daño que causa el pecado original es mucho menor que el daño que puedan causar tus propios pecados, pero aún te quedará mucho por resistir. El pecado original provocará que todos los días nazcan en ti nuevos y renovados impulsos pecaminosos, y todos los día deberás aplastarlos y apresurarte a despedazarlos con la cortante y afilada espada del discernimiento. ¡En situaciones semejantes es cuando aprendemos que en esta vida no existen ni la plena seguridad ni el verdadero descanso!

Pese a lo que acabo de decir, no debes retroceder ni desanimarte en el caso de que no siempre salgas victorioso. Si obtienes la gracia para destruir los dolorosos efectos de tus pecados anteriores de la manera que he descrito -o, mejor aún, a tu manera, en el caso de que así puedas hacerlo-, puedes estar seguro de que ya poco te afligirán las dolorosas consecuencias del pecado original y los impulsos pecaminosos que todavía provoca.

lunes, 19 de abril de 2010

La nube del no saber │ cap. 32

Dos estratagemas espirituales que pueden ayudar al principiante.


Sin embargo, puedo enseñarte algo acerca de las mismas o, al menos, así me lo parece. Pruébalo, y mira si puedes mejorarlo.

Haz todo lo que esté en tu mano para actuar como si ignoraras con cuánta fuerza tales pensamientos interfieren entre tú y Dios. Procura mirarlos por encima del hombro, por así decirlo, como si buscaras otra cosa, que será Dios, envuelto en la nube del no saber. Si actúas de este modo, creo que pronto descubrirás que tu ardua tarea se vuelve mucho más liviana. Creo que, en el caso de que apliques con corrección esta estratagema, descubrirás que no consiste en otra cosa que el deseo y ansia de Dios, de sentirlo y verlo tanto como sea posible en este mundo. Semejante deseo es la caridad, y siempre merece que se le allane el camino.

Hay otra estratagema espiritual que puedes probar si así lo deseas. Cuando te sientas del todo impotente para rechazarlos, doblégate ante ellos como un cautivo derrotado en la batalla y admite que es ridículo seguir luchando contra ellos. De este modo, te pones en manos de Dios mientras estás en poder de tus enemigos y sientes que has sido derrotado para siempre. Te ruego que prestes especial atención a esta sugerencia, ya que estoy casi convencido de que disolverá1 toda oposición si intentas ponerla en práctica. Asimismo, estoy casi convencido de que, si la aplicas con corrección, reconocerás que no es otra cosa que el verdadero conocimiento y experiencia de la persona que eres: un ser miserable, despreciable y mucho peor que nada en el mundo. Este conocimiento y experiencia es la humildad. Y la humildad provoca que el mismo Dios descienda con todo su poder y te vengue de tus enemigos, te levante y seque tus ojos espirituales con ternura, como lo haría un padre cuyo hijo hubiera estado a punto de morir entre las fauces de un jabalí o de ser devorado por osos furiosos.

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(1) En la versión al inglés moderno de Wolters, dissolve, y en la edición Hodgson, melt to water, traducción literal del latín liquescere, "volverse líquido", verbo utilizado por Ricardo de San Víctor, Bernardo de Claraval y otros para indicar el efecto del amor divino en el alma.

sábado, 17 de abril de 2010

La nube del no saber │ cap. 31

Cómo el principiante debe tratar los pensamientos e impulsos pecaminosos.


Una vez que sientas que has hecho todo lo que estaba a tu alcance para cumlpir con la debida enmienda impuesta por la Santa Iglesia, ¡ponte a trabajar sin tardanza! Si los recuerdos de tus acciones pasadas, algún nuevo pensamiento o un impulso pecaminoso continúan interponiéndose entre tú y Dios, pasa por encima de ellos con resolución por el profundo amor que sientes hacia Dios. Pisotéalos y procura cubrirlos con la espesa nube del olvido, como si nadie los hubiera cometido nunca, ni tú ni ningún otro. Siempre que aparezcan, recházalos. Y si realmente te resulta una tarea difícil, usa cualquier ardid, plan o estratagema espiritual que puedas encontrar para rechazarlos. Dios nos enseña estas artes espirituales a través de la experiencia mucho mejor de lo que podría hacerlo ningún maestro humano.

miércoles, 14 de abril de 2010

La nube del no saber │ cap. 30

Sobre quien juzga las faltas de los demás o los culpa por ellas.

¿Quién puede juzgar las obras de los hombres? Es indudable que quienes posean la debida autoridad y tengan a su cargo el cuidado de las almas, bien porque se les ha encomendado de manera pública a través de las normas y preceptos de la Santa Iglesia, bien porque se les ha encomendado de manera privada y espiritual a través del impulso especial del Espíritu Santo en el amor perfecto. Tanto unos como otros deben ser prudentes y no atreverse a acusar y condenar las faltas de los demás, salvo que se sientan verdaderamente movidos a ello en su interior por el Espíritu Santo. De lo contrario, podrían equivocarse por completo. Por tanto, sé prudente: júzgate a ti mismo si quieres, ya sea entre tú y Dios, o entre tú y tu padre espiritual; y deja en paz a los demás.

martes, 13 de abril de 2010

La nube del no saber │ cap. 29

Es necesario ejercitarse continuamente en esta tarea, soportando los sufrimientos que comporta y sin juzgar a nadie.


Por eso, si un hombre, sea quien fuere, pecador común y coriente o no, quiere de verdad recobrar la pureza que perdió a causa del pecado y ganarse aquel bienestar en el que ha desaparecido todo sufrimiento, deberá esforzarse con paciencia en esta tarea y soportar su dolor. Todo el mundo, tanto el pecador común y corriente como el hombre casi inocente, considera que se trata de una tarea ardua en extremo, aunque para el primero resulte mucho más penosa que para el segundo, lo cual es comprensible. Sin embargo, sucede a menudo que quienes han pecado gravemente de manera habitual alcanzan la contemplación perfecta mucho antes que quienes nunca han pecado lo más mínimo. Se trata de un milagro de la misericordia de Nuestro Señor, que les ha concedido su gracia especial para asombro del mundo entero. Estoy plenamente convencido de que el día del Juicio será un día muy hermoso, ya que podremos ver con claridad tanto a Dios como sus dones. Ese día, alguno de los que ahora son vilipendiados y menospreciados por ser pecadores comunes y corrientes -y tal vez algunos de los que cometieron pecados terribles- se sentarán junto a los santos con la mayor dignidad y con la aprobación de Dios. Y otros que, en apariencia, parecen muy santos y a quienes los hombres han considerado casi como ángeles -y tal vez algunos de los que nunca cometieron pecado mortal- se sentarán en las cavernas del infierno, sumidos en la aflicción.

Como puedes ver, pues, ningún hombre debería ser juzgado por otro por el bien o el mal que haya hecho en esta vida. No obstante, es posible juzgar con propiedad las acciones para saber si son buenas o malas. Mas no así a los hombres.

sábado, 10 de abril de 2010

La nube del no saber │ cap. 28

Nadie debe pensar en convertirse en contemplativo hasta no haber purificado debidamente su conciencia del pecado.


Ahora bien, si me preguntas cuando deben hacerlo, mi respuesta es la siguiente: "No antes de que hayan purificado su conciencia de todos sus pecados anteriores, de acuerdo con las normas que establece la Santa Iglesia".

En la contemplación, el alma seca la raíz y el sustrato del pecado, que siempre está ahí, incluso después de la confesión y por mucho que te dediques a cosas santas. Por tanto, cualquiera que trabaje para llegar a ser un contemplativo debe, en primer lugar, purificar su conciencia; después, una vez que se haya enmendado como es debido, podrá entregarse por sí mismo a la contemplación, con valentía pero con humildad. Dejemos que recuerde cuánto tiempo ha estado apartado de la contemplación, pues será en esta tarea en la que el alma deberá esforzarse al máximo durante el resto de la vida, incluso en el caso de que nunca hubiera pecado. Mientras el alma habite un cuerpo mortal experimentará el obstáculo que supone la nube del no saber que se interpone entre ella y Dios. Más aún, como resultado del pecado original, siempre verá y sentirá que algunas de las criaturas de Dios o algunos de sus actos se interponen en su mente entre él y Dios. Forma parte de la sabiduría y justicia de Dios que el hombre, que una vez fue soberano y señor de todas las demás criaturas y, sin embargo, de manera voluntaria, se hizo esclavo de sus propios súbditos al volver la espalda al mandato de Dios, su Creador, vea y sienta cómo las mismas criaturas que deberían hallarse por debajo de él se entrometen orgullosamente por encima de él, entre él y Dios, cuando sigue su mandato.

lunes, 5 de abril de 2010

La nube del no saber │ cap. 27

Sobre quiénes deberían dedicarse a esta obra de la gracia.


En primer lugar y antes que nada, te hablaré acerca de quién debe practicar la contemplación, y de cuándo, cómo y bajo qué condiciones.

Si me preguntas sobre quiénes deben comprometerse en esta tarea, mi respuesta será la siguiente: "Todos aquellos que, de manera auténtica y voluntaria, se hayan retirado del mundo, mas no para dedicarse a la vida activa, sino para dedicarse a lo que se conoce como vida contemplativa. Tales personas deben emprender esta tarea por medio de la gracia, sean quienes fueren, tanto si son pecadores comunes y corrientes como si no".

jueves, 25 de marzo de 2010

La nube del no saber │ cap. 26

La contemplación es una tarea muy ardua sin la gracia especial de Dios o sin su gracia ordinaria y una larga práctica. Qué parte de esta tarea corresponde al alma y qué parte corresponde a Dios.


Por tanto, aplícate en la tarea de la contemplación y hazlo con la máxima diligencia. Golpea con fuerza la elevada nube del no saber, que después ya descansarás. Se trata de una tarea ardua para quienes tratan de ser contemplatrivos, no te quepa la menor duda; en realidad, es verdaderamente muy ardua a menos que la gracia especial de Dios o el hecho de haberse ejercitado en ella durante largo tiempo la hagan más llevadera.

¿En qué sentido es muy ardua? Sin duda, no en lo concerniente al amor devoto y apremiante que aflora de continuo en la voluntad del contemplativo, pues se trata de un impulso que no se produce sin alguna intervención sino por la mano de Dios Todopoderoso, que siempre está dispuesto a hacer que este amor nazca en todos los hombres de buen corazón que han hecho y hacen todo lo posible, para prepararse a fin de emprender dicha tarea.

Así pues, ¿por qué es tan ardua? Sin ningún género de dudas, porque consiste en extirpar cualquier recuerdo de la creación de Dios y mantenerlo cubierto por esa nube del olvido de la que hablo. He ahí lo arduo, pues nos corresponde a nosotros realizarlo con la ayuda de la gracia de Dios. La otra tarea, que ya he mencionado antes -el apremiante movimiento del amor-, corresponde por entero a Dios. Así pues, sigue trabajando en la parte que te corresponde. Te garantizo que no te defraudará en lo que dependa de Él.

Por tanto, ¡sigue trabajando y apresúrate! Deja que vea cómo sales airoso de la empresa. ¿Acaso no ves que Él te está esperando? ¡Debería darte vergüenza! Aunque tengas que trabajar duro, será por poco tiempo, ya que pronto descubrirás que la envergadura y dificultad del trabajo comienzan a mitigarse. Si bien al principio, cuando tu devoción sea aún débil, te resultará una tarea ardua y exigente, más adelante, cuando haya aparecido la devoción, lo que antes era arduo se convertirá en mucho más liviano y podrás descansar. Puede que incluso el esfuerzo sea muy leve o que no debas hacer ninguno. A veces es Dios quien lo hace todo, mas no siempre y nunca por mucho tiempo, sino cuando a Él le place y mientras le place. Y en el momento que esto suceda, te alegrará permitirle que obre a su manera.

En ocasiones, Dios puede enviarte un destello de luz espiritual que atraviese la nube del no saber que media entre tú y Él y mostrarte algunos de sus secretos, sobre los que no puedo ni me está permitido hablar. Entonces sentirás que tu afecto se inflama con el fuego de su amor en un grado mucho mayor de lo que posiblemente yo pueda contarte ahora. Por mi parte, no me atrevo a hablar con esta lengua torpe y humana acerca de lo que pertenece exclusivamente a Dios. Y, aunque me atreviera, tampoco lo haría. En cambio, ¡te hablaré con sumo grado de la tarea que corresponde al hombre que está impulsado y auxiliado por la gracia, pues resulta sin duda mucho menos arriesgado!

domingo, 21 de marzo de 2010

La nube del no saber │ cap. 25

Durante la contemplación, el alma perfecta no se preocupa de ninguna persona en particular.


Te habrás dado cuenta de que no digo que en esta tarea debe tenerse en consideración especial a ningún hombre en la tierra, amigo o enemigo, familiar o extraño, pues esto no debe suceder en la contemplación perfecta, donde todo salvo Dios se olvida por completo, tal y como debe ser.

Sin embargo, sí digo que quien la practique se volverá tan virtuoso o caritativo gracias a la contemplación que incluso luego, cuando descienda de las alturas para hablar con sus hermanos cristianos o rezar por ellos, su voluntad se dirigirá tanto a amigos como enemigos, a familiares como a extraños. Y en ocasiones ¡se dirigirá incluso más a los enemigos que a los amigos!

No es que el contemplativo deba apartarse de su dedicación a Dios, pues constituiría un pecado grave, pero, naturalmente, también será forzoso que descienda de las alturas de vez en cuando a instancias de la caridad.

No obstante, en esta tarea de amar a Dios no se dispone de tiempo para considerar quién es amigo o enemigo, hermano o extraño. No digo que a veces - de hecho, muy a menudo- no vayas a sentir un afecto más profundo por unos que por otros. Tal inclinación es normal, y por muchas razones. El amor pide justamente eso; el afecto que Cristo sentía por Juan, Pedro y María era más profundo que el que sentía por muchos otros. Sin embargo, cuando el alma se vuelve por completo hacia Dios, quiere a todas las personas por igual, ya que siente entonces que no hay otra causa de amor que Dios mismo, y ama a todos con sencillez y sinceridad por el bien de Dios así como el suyo propio.

Del modo que todos los hombres se perdieron con Adán y muestran con sus obras el deseo de salvarse, y sólo se salvan en razón de los sufrimientos de Cristo y no de ninguna otra cosa, así también, por un camino parecido, la experiencia nos muestra que un alma entregada por entero a la contemplación y unida, por tanto, a Dios en espíritu hace todo lo que está a su alcance para lograr que todos los hombres se sientan tan satisfechos como ella. Cuando nos duele algún miembro de nuestro cuerpo, los demás miembros sufren también por simpatía, y cuando un miembro está sano, los demás se alegran con él. Lo mismo sucede espiritualmente con los miembros de la Santa Iglesia. Cristo es nuestra cabeza y nosotros somos sus miembros si perseveramos en la caridad; y el que sea un discípulo perfecto de Nuestro Señor en esta tarea espiritual deberá dedicar cada nervio y músculo de su ser para salvar a sus hermanos y hermanas aquí en la tierra, como hizo Nuestro Señor con su cuerpo en la cruz. ¿Cómo lo hará? No prestando atención a sus amigos y seres más allegados y queridos, sino a la humanidad en general, sin dar más importancia a unos que a otros, ya que todo el que quiera apartarse del pecado y pedir la misericordia de Dios alcanzará la salvación gracias a los padecimientos de Cristo.

Y tal como sucede con la humildad y la caridad, así sucede también con las demás virtudes, puesto que todas están incluidas de manera misteriosa en el modesto acto de amor que he mencionado.

viernes, 19 de marzo de 2010

La nube del no saber │ cap. 24

Qué es el amor y de qué forma la contemplación lo contiene de manera perfecta.


Decíamos que la humildad está incluida de manera misteriosa y perfecta en este ciego y pequeño amor hacia Dios que golpea sin cesar la oscura nube del no saber, donde todo lo demás está sepultado y olvidado. Sin embargo, podemos decir lo mismo de las demás virtudes, en particular de la caridad, ya que no es otra cosa que amar a Dios por sí mismo y por encima de todas las cosas creadas, y amar a los hombres en Dios tal como nos amamos a nosotros mismos. Es muy cierto que Dios debe ser amado en la contemplación sólo por sí mismo y por encima de todas las cosas creadas, pues, como ya hemos dicho, esta tarea obedece en esencia a la intención desnuda de llevarla a cabo, nada más que a la intención inquebrantable de nuestro espíritu de dirigirse a Dios sólo por sí mismo.

Y hablo de "inquebrantable" porque, en esta materia, el discípulo perfecto no pide liberarse del sufrimiento ni una recompensa generosa, ni tampoco ninguna otra cosa salvo a Dios mismo, de manera que no le importa sentirse triste ni contento, sino sólo que se satisfaga plenamente la voluntad de aquel a quien ama. Si Dios debe ser amado de manera perfecta por sí mismo y por encima de su creación, el contemplativo no permitirá en esta tarea que el menor pensamiento de la cosa más santa distraiga su atención. Mientras actúa así, cumple con el segundo e inferior mandato de la caridad -el amor a sus hermanos cristianos-, de manera verdadera y perfecta, como puedes comprobar. El perfecto contemplativo no tiene a ningún hombre como tal en especial consideración, ya se trate de parientes o extraños, amigos o enemigos, puesto que todos los hombres son por igual sus hermanos y ninguno un extraño, y considera a todos los hombres sus amigos y a ninguno su enemigo. Tanto es así que reconoce como amigos verdaderos y especiales incluso a quienes lo injurian y afligen, y se siente movido a desearles tanto bien como el que desearía a su amigo más querido.

jueves, 18 de marzo de 2010

La nube del no saber │ cap. 23

Dios responde y se preocupa de quienes dejan de ocuparse de sí mismos por amor a Él.


No hay duda de que, si ajustamos de corazón nuestro amor y nuestra forma de vivir con la de María, y lo hacemos lo mejor que podamos, auxiliados por la gracia y la guía espiritual, Nuestro Señor contestará espiritualmente por nosotros en lo más íntimo de los corazones de quienes nos critican. No digo que nunca más tendremos detractores o críticos contra quienes luchar, al menos tantos como los que tuvo María; digo que, si no prestamos más atención a sus críticas que la que ella les prestó y no cejamos en nuestros esfuerzos espirituales interiores, Nuestro Señor les responderá en su espíritu -esto es, si son sinceros en sus críticas-, de tal manera que muy pronto se sentirán avergonzados de sus palabras y pensamientos.

Y así como Nuestro Señor responde por nosotros en el corazón de los hombres, también incita a otros a que satisfagan las necesidades de nuestra vida -comida, ropa y todo lo demás-, en el caso de que vea que no dejaremos de amarlo por atender semejantes menesteres. Lo digo para refutar el error que proclama que es una equivocación servir a Dios en la vida contemplativa a menos que uno se haya asegurado de antemano una provisión de bienes apropiada. Los que proclaman tal cosa dicen que "Dios lleva la vaca, pero no cogida por los cuernos", pero en realidad lo calumnian con esta afirmación, como muy bien saben. Así pues, puedes tener absoluta confianza en lo que voy a decirte: si te has retirado de verdad del mundo por Dios, seas quien fueres, Él enviará sin ningún esfuerzo por tu parte una de estas dos cosas: bien una abundante provisión de bienes, bien la fuerza física y la paciencia espiritual para soportar la necesidad, pues ¿qué más da tener lo uno o lo otro? Para el auténtico contemplativo, es indistinto. Quien ponga en duda esta afirmación, sea quien fuere, o bien tiene en su corazón al diablo del infierno, que le priva de la fe, o bien su conversión no es todo lo auténtica que debiera ser, por muy listo que sea y muy piadosas que resulten las escusas que invente.

Por tanto, tú que te preparas para convertirte en un contemplativo como María, elige ser humilde a causa de la grandeza inimaginable y la perfección incomparable de Dios antes que a causa de tu propia imperfección y desdicha. En otras palabras, fíjate más en la valía de Dios que en tu propio demérito. A quien es humilde de manera perfecta nada le falta, ni en lo material ni en lo espiritual, ya que posee a Dios, en quien todo es abundancia. Y todo el que lo posea -como este libro no cesa de repetir- ya no precisará más en esta vida.

lunes, 8 de marzo de 2010

La nube del no saber │ cap. 22

El extraordinario amor de Cristo por María, símbolo del pecador convertido que ha recibido la llamada de la contemplación.


Dulce fue este amor entre Nuestro Señor y María: ¡cuánto lo amaba ella!, ¡cuánto más lo amaba Él! Quien quiera entender lo que sucedión entre ellos de verdad y no de manera superficial, según el testimonio del relato del Evangelio, que nunca se equivoca, descubrirá que el amor que María sentía hacia Él era tan intenso que nada podía colmarlo salvo el mismo Señor, de quien ella no podía apartar su corazón. Ni los mismos ángeles pudieron consolarla cuando fue llorando a buscar a Jesús al sepulcro. Pese a que le dijeron con delicadez y amor: "No llores, María; Nuestro Señor, a quien buscas, ha resucitado, y lo encontrarás vivo y lo verás en todo su esplendor entre sus discípulos en Galilea, tal como predijo", no por eso dejó de llorar, ya que pensaba que quien iba en busca del rey de los ángeles no tenía que hacer caso de unos meros ángeles.

¿Qué más puede pedirse? Sin duda, quien busque con atención en los relatos del Evangelio encontrará otros muchos casos maravillosos, escritos para que nos sirvan de ejemplo del perfecto amor de María, y tan en concordancia con el resto de enseñanzas de este libro que puede decirse que en realidad se escribieron con este único propósito. Y así es, digan lo que digan. Quien esté preparado para ver en el Evangelio el amor singular y maravilloso que Nuestro Señor sentía por María -modelo para todos los pecadores comunes y corrientes que se han convertido de corazón y han sido llamados a la gracia de la contemplación-, comprobará que nuestro Señor no permitió que nadie dijera una palabra en contra de María, ni siquiera su hermana, sin que Él mismo la defendiera. Más aún: Nuestro Señor reprendió a Simón el Leproso en su misma casa porque la criticaba de pensamiento. Esta es la mayor prueba de amor; sin duda, una prueba insuperable.

domingo, 7 de marzo de 2010

La nube del no saber │ cap. 21

Explicación verdadera del pasaje del Evangelio "María ha elegido la mejor parte".



¿Qué significa que "María ha elegido la mejor parte"? Siempre que hablamos de una cosa "mejor", hablamos de una cosa "buena" y otra "mejor", de manera que "la mejor" es una tercera cosa, distinta de las otras dos. ¿Cuáles son esas tres cosas buenas entre las que María eligió "la mejor"? No son tres formas de vivir, pues la Santa Iglesia sólo conoce dos, la activa y la contemplativa; el Evangelio las ilustra a ambas para nosotros mediante las dos hermanas, Marta y María. Marta representa la vida activa, María la contemplativa. Sin una de estas dos formas de vivir, nadie puede salvarse, pero, puesto que no hay más que dos, nadie elige "la mejor".

Sin embargo, aunque sólo haya dos formas de vivir, éstas tienen entre ambas tres partes, cada una mejor que la otra. Las tres partes ya han sido mencionadas antes en su orden correcto. Como ya dijmos en su momento, la primera parte consiste en obras materiales de misericordia y caridad, buenas y honestas. Éste es el primer estadio de la vida activa, como ya he mencionado. La segunda parte de estas dos formas de vivir consiste en meditaciones espirituales bondadosas sobre nuestra desdicha, los sufrimientos de Cristo y la dicha celestial. La primera parte es buena; la segunda es mejor, pues constituye el segundo estadio de la vida activa y el primero de la contemplativa. En esta parte, la vida activa y la contemplativa se hallan entrelazadas en una relación espiritual, y dan lugar a hermanas como Marta y María. Un activo puede llegar a un nivel semejante de contemplación, aunque no más elevado -salvo en raras ocasiones-, y ello mediante una gracia fuera de lo común; un contemplativo puede descender hasta una profundidad semejante de la vida activa, aunque no va más allá, salvo en raras ocasiones y en momentos de gran necesidad.

La tercera parte de estas dos formas de vivir está atrapada en la oscura nube del no saber y comporta numerosos actos secretos de amor tal cual es. La primera parte es buena, la segunda es mejor y la tercera es la mejor de todas. Y esta última es "la mejor parte" de María. Esto aclara por qué Nuestro Señor no le dijo a Marta que María había elegido la mejor "forma de vivir", pues sólo hay dos formas de vivir y nadie puede elegir la mejor de las dos, sino que, entre las dos formas de vivir, dijo que "María había elegido la mejor parte, que nunca le será arrebatada". La primera y segunda parte son buenas y santas aunque finalicen en esta vida. Sin embargo, en la vida venidera no habrá necesidad de obras de misericordia ni se verterán lágrimas por nuestra desdicha y la Pasión de Cristo, ya que entonces nadie padecerá hambre ni sed, como puede suceder ahora, ni morirá de frío, enfermará, se encontrará sin techo o encarcelado; ni siquiera será necesario enterrar a los muertos, pues nadie morirá.

Dejemos que el hombre elegido por la gracia de Dios elija la tercera parte que Marta eligió. O, para decirlo con más exactitud, dejemos que quienquiera sea que haya sido elegido por Dios para esta parte la comience con alegría y entusiasmo, pues esta parte nunca le será arrebatada, ya que comienza en este mundo pero perdura para siempre.

Dejemos que Nuestro Señor grite a estos activos como si estuviera hablando en nuestro nombre, tal como ya hizo una vez con Marta en nombre de María: "¡Marta! ¡Marta!"; "¡Activos! ¡Activos! Ocupaos tanto como podáis de las dos primeras partes, ora en una, ora en otra. Y si de verdad lo queréis, ocupaos de ambas al mismo tiempo con valentía. Mas no interfiáis en mis contemplativos, pues no sabéis qué les ocupa. Dejadles en el lugar en que se asientan, reposan y disfrutan, con la tercera y mejor parte de María".

sábado, 6 de marzo de 2010

La nube del no saber │ cap. 20

La bondad de Dios todopoderoso, que habla en nombre de quienes no quieren dejar de amarlo.


Por tanto, creo que quienes se proponen convertirse en contemplativos no sólo deben perdonar a los activos cuando éstos se quejan, sino que deben estar tan ocupados espiritualmente como para no prestar atención alguna a lo que los hombres dicen o hacen respecto a ellos. María, que es nuestro ejemplo a seguir, obró así cuando su hermana Marta se quejó a Nuestro Señor y, si nosotros hacemos lo mismo, Nuestro Señor hará por nosotros lo que en su momento hizo por María.

¿Qué hizo? Lo siguiente: nuestro amado Señor Jesucristo, a quién ningún secreto puede ocultarse, respondió por María con suma delicadeza y corrección cuando Marta le pidió que actuara como juez y ordenara a María que se levantara y la ayudara a servirlo, ya que veía en el espíritu de María un amor ardiente a su divinidad y que ella no abandonaría su amor por Él para responder por sí misma. ¿Cómo lo hizo? Sin duda, no como el juez al que Marta apelaba, sino como un abogado que defiende con justicia a quien lo ama, y dijo: "¡Marta, Marta!". Repitió su nombre dos veces por su bien, pues quería que ella lo escuchara y atendiera sus palabras: "Tú te afanas y acongojas por muchas cosas", le dijo. (Los activos siempre se afanan y se preocupan por una gran variedad de cosas para satisfacer sus propias necesidades y realizar actos de misericordia hacia sus hermanos cristianos, tal como exige la caridad cristiana.) Nuestro Señor habló así a Marta porque quería que supiera que lo que hacía era bueno y útil para su salud espiritual. Sin embargo, para evitar que pensara que lo que hacía era lo mejor y más elevado que el hombre puede hacer, añadió: "Con una cosa sola basta".

¿Qué es esa sola cosa? A buen seguro, que Dios sea amado y alabado sólo por sí mismo, por encima de toda otra cosa que un hombre pueda hacer, ya sea material o espiritual. Y para impedir que Marta pensara que podía amar y alabar a Dios por encima de todas las cosas y seguir ocupándose a la vez de asuntos mundanos, fueran los que fueren, y zanjar así su pregunta sobre si podía servir a Dios por la vía material y espiritual al mismo tiempo -podía hacerlo de manera imperfecta, pero no perfecta-, añadió que María había elegido "la mejor parte, que nunca le será arrebatada". Pues esa inconmensurabilidad perfecta del amor que comienza aquí, en la tierra, es la misma inconmensurabilidad del amor que perdurará eternamente en la bienaventuranza celestial; ambas son una.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La nube del no saber │ cap. 19

Disculpa del autor por enseñar que todos los contemplativos deben perdonar plenamente a los activos que hablen o actúen contra ellos.


Podría pensarse que siento un escaso respeto por Marta, esta santa tan excepcional, al comparar sus quejas con las de los hombres mundanos o las de ellos con las suyas. Te aseguro que no pretendo desmerecerla ni desmerecerlos. No permita Dios que diga nada despreciativo de alguno de sus siervos, cualquiera que sea el grado en que lo fueren, y en particular de esta santa. Creo que podemos comprender y excusar sus quejas si consideramos mejor las circunstancias de la época y de su comportamiento. Marta hablaba sin conocimiento de causa. No es extraño que en aquel tiempo no supiera en qué estaba ocupada María, pues dudo de que hubiera escuchado muchas cosas con anterioridad sobre semejante perfección. Por otra parte, lo que dijo lo expresó de manera cortés y sucinta. Debemos disculparla sin reservas.

Asimismo, pienso que a esos hombres y mujeres mundanos se les deben perdonar los reproches que he mencionado, por muy grosero que haya sido su comportamiento. También ellos son ignorantes. Así como Marta sabía muy poco acerca de lo que María estaba haciendo cuando formuló sus reproches, tampoco estas gentes de nuestro tiempo saben nada de las intenciones de estos jóvenes discípulos de Dios que se retiran de los asuntos mundanos y son impulsados a convertirse en servidores excepcionales de Dios, bien porque han de ser santos, bien porque es lo espiritualmente correcto para ellos. Estoy casi seguro de que, si lo supieran, no hablarían ni actuarían como lo hacen. Por tanto, he llegado a la conclusión de que debemos perdonarlos; no tienen la menor idea de que existe una vida mejor que la suya. Más aún, cada vez que pienso en los innumerables errores de palabra y obra que yo mismo cometí en el pasado por culpa de la ignorancia, recuerdo al mismo tiempo que, si Dios tiene que perdonarme por esos pecados de ignorancia, también yo debo perdonar las palabras y obras de otros hombres ignorantes con la misma caridad y compasión. De lo contrario, es seguro que estaría haciendo a los demás lo que no quiero para mí.

domingo, 28 de febrero de 2010

La nube del no saber │ cap. 18

Hasta el presente, las personas activas han criticado a las contemplativas, como Marta hizo con María. La razón de esta actitud es la ignorancia.


Así como Marta se quejó entonces de su hermana María, los activos se han quejado hasta el día de hoy de los contemplati-vos. Donde-quiera que encuentres a una persona, ya sea hombre o mujer, pertenezca a la comunidad que pertenezca, religiosa o seglar -no hay excepciones-, que se sienta movida por la gracia y la guía de Dios a abandonar toda actividad externa y dedicarse a la vida contemplativa, y sepa de lo que esta vida trata de acuerdo con su conciencia y lo que corroboran sus preceptores, dondequiera que encuentres una persona así, digo, verás como muy pronto sus hermanos y hermanas, sus mejores amigos y otros muchos conocidos, que no saben nada de su ansia interior o de la propia vida contemplativa, comienzan sin excepción a formularle grandes reproches, censurarle con dureza, decirle que malgasta el tiempo y contarle todo tipo de historias, unas falsas y otras verdaderas, que describen cómo los hombres y mujeres que en el pasado se entregaron a esta clase de vida fracasaron. Nunca hablan de quienes lo han conseguido.

Admito que, entre quienes en apariencia han abandonado el mundo, hay muchos que fracasaron o han fracasado. Y que, al no haberse regido por una verdadera enseñanza espiritual, se han convertido en siervos y contemplativos del diablo, en lugar de convertirse en siervos y contemplativos de Dios, y que ahora son hipócritas, herejes, fanáticos y así sucesivamente para perjuicio de la Santa Iglesia. No voy a hablar de esto ahora, porque me extrendería demasiado. Quizás más adelante, si Dios quiere y es necesario, podemos fijarnos en algunos casos referentes a su estado y las razones por las que fracasaron; mas baste por el momento, ya que debemos seguir adelante.

lunes, 4 de enero de 2010

Autoubicación ideológica

a hard day´s night Siempre que el CIS publica su último Barómetro, en la prensa aparece lo bien que estamos en cuestión de sexo. Digo yo que tenemos muy poca memoria pues ya nos hubiéramos hastiado de esa repetición cansina. Pero esta vez he ido a beber de la misma fuente y ver qué es eso de los Barómetros de opinión y en particular el último depositado en el banco de datos. Así viendo las tablas de resultados, voy viendo cosas, simplificando a las respuestas mayoritarias. Por ejemplo, los que no saben de su ubicación ideológica son de los que más dejan de saber de cualquier cosa que se les pregunte. Lógico, verdad? Que siendo el actual gobierno de España de rosa en puño, los izquierdosos y de centro ven la situación económica mala y los derechosos, muy mala. Coincidiendo todos que ha empeorado. Y en cuanto a las espectativas, cuanto más de izquierdas se es más optimista y cuanto más de derechas, más pesimista. La situación política es regular para los de izquierdas, mala para los de centro y centro derecha, y muy mala para los de muy de derechas. Igual que hace un año, excepto para los de derechas que piensan que ha empeorado. Y que seguirá igual, excepto para los muy muy de derechas que opinan que seguirá empeorando. O sea, que los de derechas son los más ulcerosos, con un exceso de ácidos digestivos, en un gobierno de izquierdas. Y van a seguir en progresión. Les aconsejo una vacaciones en las Bahamas, hasta que vuelva el mesías (que ahora mismo, y más que nunca, no se sabe quien será). Todos coinciden que el principal problema es el paro y otros de índole económica. En conjunto, el problema "la clase política y los partidos políticos" es más grave que el "terrorismo". Cuanto más a la izquierda y, en especial, los de muy de izquierdas ven "la corrupción y el fraude" como problema. Esto claramente pone en jaque la moralidad de los derechosos. Y es curioso que sean los de muy de izquierdas lo que acusen la crisis de valores, dado lo visto y oído en los medios por los derechosos que están alterados. Así como que cuanto más a la izquierda preocupa más la educación, los problemas medioambientales,... Y cuanto más a la derecha preocupa más las pensiones. Ah! El terrorismo internacional nos la sopla a todos pero por completo: a todos. Y a quien le resbala absolutamente la problemática de la vivienda son a los señores muy de derechas. Ole sus güevos! Sobre valoraciones del Gobierno, de la oposición política y de líderes concretos, paso.
Y para finalizar, el PSOE es de centro izquierda para todos, excepto para los muy de derechas que lo perciben como muy de izquierdas [Fíjate tú!]. Y el PP es de centro derechas, excepto (y ojo al dato) para los de muy de izquierdas y... para los muy de derechas, pareciéndoles a ambos como muy de derechas.
Tiene su gracia!



Aclaraciones para gente de otras nacionalidades:

Cuando el CIS te encuesta hay que posicionarse en la escala de autoubicación ideológica, aunque también cabe la posibilidad de responder no saber y la de no responder. Así, la posición 1 es lo más izquierdoso y la posición 10 es lo más derechoso.
Al distribuir las respuestas en función de esta variable política, las 10 posibles posiciones se agrupan de dos en dos. Así obtenemos tipos de autoubicaciones políticas. Séanse por ejemplo: los de izquierda izquierda o los de muy de izquierdas (evitaré la expresión "extrema izquierda"); los de centro izquierda o los de izquierda moderada o los de izquierda sin más que enfatizar; los de centro; los de centro derecha o los medio de derechas; y los de derecha derecha o los muy de derechas (evitaré así mismo la expresión "extrema derecha").
Quedan fuera de esta escala otras categorías políticas como franquistas, republicanos, carlistas, maulets, botiflers, nacionalistas, independentistas, monárquicos, fachas, falangistas, liberales, conservadores, comunistas, socialistas, neonazis, anárquicos, soberanistas, antisistema,... de Aznar, de Felipe o de ZP.

Yo confieso

Yo confieso ante Dios Todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que de pequeño pensaba que
los aficionados al fútbol eran inmaduros y que
las posturas políticas eran para gente cerril.
Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
Son las dos hedidas de guerra, de la Guerra Civil Española, que he heredado.
Bendita vida sencilla de pueblo!

Quería escribir un post sobre lo torpes que nos volvemos intelectualmente cuando nos escolarizamos, pudiendo llegar incluso al grado de idiotas y estúpidos. También se puede decir esto de los urbanitas. Y ésto enlazarlo con el siguiente vídeo.
Pero pa qué. Así, sin decir nà, queda mejor.
El vídeo está en gallego, pero se entiende mejor que en valenciano.


La TV, como la hacen urbanitas, está plagada de manifestaciones de su estupidez.

Nota: Como bien sabemos los católicos, una buena confesión consta de cinco pasos: examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia.
Al confesarte los pecados, debes suponer que ha habido un examen de conciencia. Ahora bien, el escribir sobre el dolor de los pecados y sobre el propósito de la enmienda es toda una historia.
Y, el que mis posts sean breves y el que este blog no sea regular ni sistemático, no es debido a un estado pecaminoso sino a algo positivamente constituido.