a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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sábado, 10 de abril de 2010

La nube del no saber │ cap. 28

Nadie debe pensar en convertirse en contemplativo hasta no haber purificado debidamente su conciencia del pecado.


Ahora bien, si me preguntas cuando deben hacerlo, mi respuesta es la siguiente: "No antes de que hayan purificado su conciencia de todos sus pecados anteriores, de acuerdo con las normas que establece la Santa Iglesia".

En la contemplación, el alma seca la raíz y el sustrato del pecado, que siempre está ahí, incluso después de la confesión y por mucho que te dediques a cosas santas. Por tanto, cualquiera que trabaje para llegar a ser un contemplativo debe, en primer lugar, purificar su conciencia; después, una vez que se haya enmendado como es debido, podrá entregarse por sí mismo a la contemplación, con valentía pero con humildad. Dejemos que recuerde cuánto tiempo ha estado apartado de la contemplación, pues será en esta tarea en la que el alma deberá esforzarse al máximo durante el resto de la vida, incluso en el caso de que nunca hubiera pecado. Mientras el alma habite un cuerpo mortal experimentará el obstáculo que supone la nube del no saber que se interpone entre ella y Dios. Más aún, como resultado del pecado original, siempre verá y sentirá que algunas de las criaturas de Dios o algunos de sus actos se interponen en su mente entre él y Dios. Forma parte de la sabiduría y justicia de Dios que el hombre, que una vez fue soberano y señor de todas las demás criaturas y, sin embargo, de manera voluntaria, se hizo esclavo de sus propios súbditos al volver la espalda al mandato de Dios, su Creador, vea y sienta cómo las mismas criaturas que deberían hallarse por debajo de él se entrometen orgullosamente por encima de él, entre él y Dios, cuando sigue su mandato.

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