a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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miércoles, 19 de mayo de 2010

La nube del no saber │ cap. 36

Sobre la forma de meditar del contemplativo.


Sin embargo, este no es el caso de quienes practican la contemplación, esto es, los lectores del presente libro. Para éstos la meditación es un repentino reconocimiento y una vacilante toma de conciencia de su propia miseria y la bondad de Dios, por así decirlo. No ha mediado ninguna lectura previa procedente de lecturas o sermones ni ninguna meditación especial ni nada parecido. Tal percepción y toma de conciencia repentinas se aprenden mejor de Dios que de los hombres. En esta etapa, no me preocupa en absoluto que no tengas otras meditaciones sobre tu propia miseria o la bondad de Dios -asumo que es la gracia de Dios quien te mueve en este asunto, bajo la guía espiritual adecuada- que las que provengan de palabras como "pecado", "Dios" u otras similares de tu propia elección. No analices estas palabras ni las expliques mediante fantasías de la inteligencia, como si el hecho de considerar sus partes constituyentes tuviera como efecto que tu devoción se incrementara. Durante la contemplación, nunca debes intentar nada parecido. Por el contrario, toma las palabras tal cual son, por entero. Entiende la palabra "pecado" como una masa informe, sin considerar ninguna parte en concreto, pues no es otra cosa que tú mismo. Creo que esta conciencia casi intuitiva del pecado, que has solidificado con la masa informe de una palabra y no es otra cosa que tú mismo, te convertirá en el más demente de los hombres de la tierra y el más necesitado de compostura, pero nadie que te observe lo adivinará por tu apariencia: tendrás costumbres sobrias, no dejarás que tu expresión trasluzca nada y actuarás como debe ser, con perfecta calma, ya sea al sentarte, caminar, tenderte, relajarte, estar de pie o arrodillarte.

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