a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _


lunes, 3 de mayo de 2010

La nube del no saber │ cap. 34 (1 de 2)

Dios concede su gracia directa y plenamente; no puede ganarse.


Si me preguntas cómo puedes comenzar, rezaré a Dios Todopoderoso para que sea Él mismo quien te lo diga en su gracia y generosidad. En realidad, es bueno que comprendas que no puedo enseñártelo, lo que no tiene nada de extraño, pues es una tarea que sólo compete a Dios, quien intencionadamente la lleva a cabo en las almas que escoge, sin reparar en los méritos que puedan tener dichas almas en particular.

Sin la ayuda de Dios, ni siquiera los santos y ángeles podrían pensar en anhelarla. Creo que Nuestro Señor está dispuesto a realizar esta obra tanto en quienes han sido pecadores durante toda su vida -de hecho, tal vez mejor dispuesto incluso- como en quienes comparativamente nunca lo agraviaron en exceso, y hacerlo con la misma presteza y asiduidad. Obra así para que podamos reconocer que Él es omnipotente y todo misericordia, y porque Él hace lo que le place, donde y cuando le place.

Ahora bien, por más que no haya alma alguna, sea o no pecadora, que albergue dicha gracia a menos que la gracia de Dios la ayude, Él no la concede ni comienza su obra si el alma no está dispuesta a recibirla. Dicha gracia no se da por ser inocente ni se niega por ser pecador. Presta atención a que digo "negar" y no "quitar". Debemos tener cuidado en no equivocarnos al respecto, pues, cuanto más cerca estemos de la verdad, más vigilantes debemos ser con el error. Aunque creo que me expreso con claridad, si adviertes que en este punto no puedes entender lo que digo, déjalo a un lado hasta que Dios te lo enseñe y no te preocupes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario