a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _


sábado, 15 de mayo de 2010

La nube del no saber │ cap. 35

Las tres cosas que el principiante debe practicar son la lectura, la reflexión y la plegaria.


No obstante, existen algunas ayudas de las que debe servirse el principiante que se inicia en la contemplación, a saber, el Estudio, la Meditación y la Oración, o, como se las denomina con más ferecuencia, la Lectura, la Reflexión y la Plegaria. Estas tres ayudas han sido tratadas en un libro escrito por otro autor mucho mejor de lo que yo puedo hacerlo aquí y, en consecuencia, no es preciso que me extienda sobre ellas, salvo para decirte esto: tales ayudas se encuentran tan entrelazadas que los principiantes o iniciados -pero no los perfectos, me refiero en el nivel humano, claro está- sólo pueden alcanzar la reflexión si primero se dedican a la lectura o la audición. Sucede lo mismo con todos los hombres: los clérigos leen libros y los hombres comunes "leen" a los clérigos cuando les escuchan predicar la palabra de Dios. Tanto los principiantes como los iniciados no pueden rezar sin antes haber reflexionado.

Haz la prueba: la palabra de Dios, ya sea escrita o pronunciada, puede compararse con un espejo. Desde el punto de vista espiritual, el "ojo" de tu alma es la razón: la conciencia, tu "rostro" espiritual. Así como no puedes ver ni saber si hay alguna mancha en tu rostro sin la ayuda de un espejo o alguien que te lo diga, lo mismo sucede espiritualmente cuando el alma está cegada por sus frecuentes pecados, ya que le resulta imposible ver la mancha que hay en su conciencia sin leer o escuchar la palabra de Dios.

De esto se sigue que, cuando un hombre ve en qué parte del rostro se encuentra la mancha, gracias al espejo o porque alguien se lo dice -y esto es verdad tanto espiritual como literalmente-, es entonces y no antes que corre a la fuente para lavarse. Si la mancha es el pecado deliberado, la "fuente" es la Santa Iglesia y el "agua" la confesión, con todo lo que comporta. Si se trata de un pecado profundamente arraigado que produce impulsos malvados, entonces la "fuente" es Dios misericordioso y el "agua" la plegaria, también con todo lo que comporta. Por consiguiente, vemos que los principiantes y iniciados no pueden reflexionar sin haber leído o escuchado primero, y que no pueden rezar sin haber reflexionado antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario