a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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sábado, 27 de diciembre de 2008

Algo más sobre el tema de los enemigos


Hablando de enemigos, el enemigo sería el anti-cristo que se supone que es la bestia parda apocalíptica de ene cabezas.

De verdad, o al menos me lo parece, que hay un discurso hablando del enemigo o de los enemigos que es bastante funesto y como dándole demasiado protagonismo y en el que el mismo Dios aparece eclipsado. Y eclipsado es incluso el que se reparta el panorama entre ambos.
Se dice que pensar que no existe el enemigo es precisamente lo que el enemigo quiere para campar a sus anchas. No sé: mi conciencia me habla sin necesidad de vivir una presencia del enemigo.
Eso se decía propiamente del demonio y del pecado. Hay un discurso de lo demoníaco igualmente funesto, alienante como el de los ovnis o las fantagorías de la civilización egipcia o maya. Y ante ese discurso, lo propio sería decirle al señor del discurso que se olvide del demonio para que deje de poseerle.
Pero si deja de estar poseído o condicionado por tal discurso por olvidarse del demonio, ¿indica eso que su conciencia se vaya a volver laxa? Pienso que no: por qué?
A no ser que se esté pensando (confundiendo con) en el enardecimiento belicoso entre fuerzas sociales.

Me pregunto si cuando se llega a amar al enemigo deja de ser enemigo o si cuando se ama al enemigo es porque ha pasado a engrosar nuestras filas.

Por cierto, no sé si es el hombre o el varón el que da a la primera mujer el nombre de Eva. Hice notar en un post anterior que tal nombramiento se daba ya fuera del Paraíso y el varón se queda como sin nombre. Matizaría diciendo que el nombramiento de la madre de todos los hombres no se dio por estar fuera del Paraíso sino que se tenía que dar después de la prueba, independientemente de que se superara con éxito o no.

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