a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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lunes, 29 de diciembre de 2008

Un comentario a la laicidad pública


No sé si se deben quitar los crucifijos de los edificios públicos. Lo que sí se debe y esto siempre lo han hecho los santos, es que independientemente de la impregnación de la simbología cristiana en los edificios estatales es la interiorización de la Cruz.
Sería una hipocresía colocarse al amparo de una institución o estamento público simbologizado sin tener formada la conciencia por la Cruz.
El Cristo que vale es el que se ve en los cristianos.

Personalmente me da lo mismo que haya crucifijos en las escuelas públicas. Sí que es verdad que es de agradecer verlos, así como la imaginería mariana, en fachadas de viviendas (que todavía se da en cascos antiguos y pueblos).

Ahora bien, si después de descolgar crucifijos en las aulas va a venir la prohibición de celebraciones públicas como las de ayer en Madrid, muy a pesar mío, pues sería algo que no acabaría de entender, me vería moralmente obligado a alistarme en el frente para la permanencia de los crucifijos en los edificios públicos.

Decir a mi hermano ortodoxo que el Magisterio de la Iglesia Católica es mayoritariamente (valga la expresión) aristotélico, es decir, tomista. Pues en ese terreno nos sentíamos seguros.
Eso no es óbice para seguir estando seguros de manifestar la verdad en otros terrenos y lenguajes. O para empezar a captar la verdad desde otros lenguajes y discursos.

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