a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone
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sábado, 27 de diciembre de 2008
Mundo, demonio y carne │ 01
Por
CrC
Personalmente no me gustan las relaciones biunívocas entre conjuntos conceptuales. Es más, procuro no ser algebraico en el pensar, en el meditar y, mucho menos, en el contemplar.
El caso es que me recuerdan los enemigos del alma a la terna crística "Camino, Verdad y Vida".
Por lo que cabría reformular a los enemigos del alma como desorientación, falsedad y no-salud.
Cuando suelo hablar de Razón, en mayúscula, y en base a estos tres términos que se predican de Jesucristo, no solo la estoy refiriendo al ámbito de la Verdad sino que la Razón abarca el Camino, la Verdad y la Vida en cuanto que la Razón abarca el conjunto del ser racional que es el hombre. Los tres son uno en el hombre y a tal Razón, tal Fe.
Hablando del origen de la falsedad, lo encontraríamos en el demonio. Pero la verdad es que eso me dice bastante poco para atajar la falsedad. Ya que si hablo de él como una cosa debería percibirlo sensorialmente (y no me refiero a los sentimientos o las somatizaciones). De hecho es Cristo quien revela el Hombre al hombre (y al ponerlo en mayúscula no lo estoy sobrenaturalizando) y quien nos justifica, es decir, nos abre el camino al árbol de la Vida. Y sin esa revelación ni esa liberación que en la Historia ya se produjo no sería posible al hombre el retorno al paraíso.
Pero de alguna forma, aunque ya per se de facto sea algo estéril, nos empeñamos intelectualmente en saber distinguir la verdad y lo que hacemos es desvelar la falsedad (en el activismo y en el compromiso por una fuerza social). Es curioso que solo mediante el misterio de la piedad se esclarezca el misterio de la iniquidad y que con la razón no consigamos más "efectividad" que desvelar la falsedad para que aparezca la verdad (bueno, desde la última conjunción copulativa entrecomillaría todas las palabras).
Hay escritos de esa "filosofía oculta", esos que no necesitan de verificación autoral ni de traducciones fidedignas, en que se da una inversión de la realidad. Inversión no es tanto que Caín o Judas o una supuesta Lilith pasen a ser héroes y los buenos de la película, sino por la relación entre las nociones que se dan para que esa ficción sea posible.
La verdad es que el que me hagan una biblia de Satán o una contra-biblia a partir de nuestra Santa Biblia me parece que es una chiquillada a la que mostrar indiferencia.
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