a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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sábado, 23 de agosto de 2014

Otros modos de vivir en la Iglesia

 
Nota: iba a escribir sobre otro tema, pero me he ido por otros derroteros. Lo dejo por si alguien prefiere otras vidas también dentro de fe y de la Iglesia. Dios nos habla a través de todas y cada una de las personas.

La contemplación hace tener la mente abierta y ver el fondo de los corazones. No se es necesariamente un anacoreta ni estar en un monasterio (de los estereotipos, otro día). Cada cual tendrá su sitio.


Los más ascéticos y racionales tienen que proponerse muchas cosas para poder ser unos cristianos al nivel de las exigencias radicales del Evangelio. Y además necesitan enemigos para motivar esas exigencias sin decaer.

Primero reducen el alma de los que están en sus manos a su medida, pues todos tienen que empezar desde el principio, como está estipulado: el alma tiene que pasar por las tres edades y por orden. Éstas son: la vida purgativa, propia de los incipientes; la vida iluminativa, propia de los proficientes; y la vida unitiva, propia de los perfectos. Todo bien estructurado para marcar bien el camino aunque se caiga en el error de confiar poco en las personas, en la acción de Dios y olvidándose de la Naturaleza.

Luego les azuzan con que hay que luchar en el mundo porque todo está amenazado: la familia, el matrimonio, la vida, las manifestaciones públicas de la fe, a los políticos católicos se los quieren cargar, el laicismo quiere un Estado sin Dios, no dejan hablar a los obispos,... Y cuando no, empiezan con que el enemigo está dentro, que no se puede descafeinar la fe, ni bajar el listón, mantener la ortodoxia,... La cabeza la mantienen ocupada para no estar muy disipados y mantener la unidad.

Respecto a la vida espiritual todo son peligros. Hay que estar alerta en no caer en el individualismo, en la tibieza, en el quietismo, en el acostumbramiento, la rutina y el aburguesamiento, en no perder la visión sobrenatural, en mantener la rectitud de intención, en no dejarse llevar por las concupiscencias haciendo mortificaciones, en ingeniárselas para mantener la presencia de Dios, en evangelizar para que los demás hagan lo mismo, en no dejarse llevar por los sentimientos y que rija la racionalidad, tienen que encarnar los espíritus fundacionales que les corresponda, seguir indicaciones institucionales que llegan de todos los niveles, seguir en ciertas situaciones protocolos, etc. etc. Y hay que cuidarse de no entrar en zona de riesgo de aquello a lo que renuncian. Tienen muchas ocupaciones para no estar muy ociosos que es la madre de los vicios.

En su efervescencia, buscan más amar que en ser amados: derrochan vida interior y vibración apostólica pues son los cristianos avanzados y comprometidos.

Son buenas personas. Parece ser que Dios lo permite (o al menos la Iglesia). Tiene que haber gente para todo. A la fe y a la Iglesia la tienen que hacer atractiva de algún modo: venden ideales y utopías.

Otra nota: esto es una descripción de cosas que son buenas para quien las necesite.
 

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