a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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jueves, 21 de agosto de 2014

La noche oscura y la boda con el Esposo

 

Los contemplativos (todos lo somos) hablan de "la noche oscura". Se pasa por una etapa en la que Dios se antoja lejos, lo único que se puede contemplar es la oscuridad el sentimiento de pérdida. Es la absoluta soledad en medio de la Nada.

Aquí se propone precisamente empezar por el cuerpo escuchando el dolor aprendiendo su lenguaje, hasta que se dé esa unión espiritual de nuestra consciencia y el Corazón, la Naturaleza: nosotros con Cristo.

Sabemos que los pensamientos y los caminos de Dios no son nuestros pensamientos ni nuestros caminos. Si somos unos cerriles empeñados en ir por donde consideremos, todo será estéril, aunque de todo se aprende y con el tiempo todo se aprovecha. La conciencia que parte del yo falso no sabe el camino... y para ir a donde no sabes, has de ir por donde no sabes.

En el yo falso todo es realmente ignorancia para la tarea que nos ocupa. Es más, ni siquiera somos los que nos reconstruimos. Nosotros somos los que debemos dejar de poner resistencia y obstáculos para que la Naturaleza actúe y ejerza esa facultad que tiene de regeneración. El aprender esta lección nos costará un tiempo que podemos considerar como perdido pero en verdad es muy valioso.

Se hace necesaria la desnudez espiritual y volver a ser como un niño. Son actitudes sencillas pero que desaprendemos normalmente a la edad adulta. Son los modos de ser sensibles y dóciles a las inspiraciones e intuiciones interiores.

La aventura solitaria que va trazando el camino desde el yo falso al verdadero requiere de no-saber. Es algo a lo que no estamos acostumbrados ya que conseguimos por nuestra cuenta las cosas materiales o estamos al acecho. En nuestra vida externa estamos acostumbrados a hacer nosotros las tareas, a labrarnos nuestro destino (o con la ilusión de creer hacerlo), a ir detrás de las cosas con esfuerzo, a proyectar, construir y reparar con nuestras manos,...

En la vida espiritual, como ya podemos ver y comprender, por su naturaleza, es lo contrario: la existencia nos ha sido dada. Somos responsables de su deterioro pero no sabemos ni podemos arreglar el desaguisado. Solo sabemos reparar lo que hemos construido con nuestras manos.

Si en uso de nuestra libertad hemos dañado nuestra Naturaleza, solo nuestra Naturaleza nos puede reparar contando con nuestra libertad. Se trata de volver a ser amado.

De hecho, maestros de espiritualidad dicen algo tan llamativo como que no pueden nada, que son nada o menos que nada,... o que haya que negarse a sí mismo para seguir a Cristo por el camino de la Cruz a la Resurrección.

Recorreremos libremente el camino de vuelta al Corazón, al Amor, aún entando ciegos y desorientados en el punto de partida. El comienzo es clamar, lanzar SOSs, amar a Quien nos va a ayudar, tender lazos a Quien ya nos Ama.

Sí, el comienzo es tomar distancia del yo falso y observar todo en silencio. Y a la vez todo ese diálogo amoroso. Desde el Cantar de los cantares, esa unión, ese religarse (de ahí la religión), esa restauración del yo verdadero es análoga a una unión conyugal, una boda espiritual entre el yo consciente y el Corazón, la Naturaleza, el Amor, Cristo, Dios.
 

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