a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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martes, 19 de agosto de 2014

La moral

 

Espero que todos hayamos tenido la experiencia de ser todo corazón, de estar como en estado de gracia, especialmente inspirados, acertadamente intuitivos, en un ambiente de felicidad y confianza,... Son pistas del vivir la Vida, de que nuestra consciencia está identificada con el Corazón y vive según él, de que Amamos, de tener el rostro iluminado por Dios como estando ungidos.

Normalmente, nos veremos con defectos y vicios porque no sabemos discernir lo que es la Naturaleza del falso yo.

Por poner un ejemplo, en familia somos todo corazón, con los amigos somos algo más resabiados, en el trabajo nos llevamos bien con unos y con otros a parir, cuando hablamos con el jefe nos sale el cabo chusquero que llevamos dentro y empezamos a enjuiciar a los compañeros,... Sin entrar en más detalles, nuestra consciencia va de aquí para allá.

La moralidad es una dimensión de las aciones humanas dada su libertad y su consciencia pudiendo ser valoradas como buenas o malas, asumiendo el agente la responsabilidad. Un juicio pretendidamente objetivo como si hubiera un poder judicial humano. Y en parte es así. La ciencia moral está pensada como si fuera a aplicarse como una ley del estado, con una mentalidad jurídica.

Es más "fácil" para las iglesias gobernar y pastorear así a la gente. Es más fácil para un miembro reconocer y confesar sus maldades según el código común de su comunidad. Pero las valoraciones objetivas son muy limitantes, cuando no incorrectas, inadecuadas y enajenantes, desde el punto de vista subjetivo que es el real.

La actividad del contemplativo ya la hemos descrita, es decir, la dinámica interna del hombre. El contemplativo mira la raíz de su actividad diaria.

Si obramos según el yo falso nos percataremos que perdemos cercanía con el Corazón. Cuando el yo consciente se identifica con el Corazón nos vemos especialmente con la mente abierta, serenos, pacíficos y transmisores de esa paz, alegres por el hecho de vivir (aunque nos falten los brazos).

Nuestra moral es conocer esas idas y venidas del yo consciente, conocer toda la actividad interna y del cuerpo expresada por el dolor.
Nuestra moral es, como ya se dijo: negar al falso yo, tomarse en serio lo dañado del Corazón y seguir el Camino para su sanación y la felicidad real.


Cuando corazón está lejos y no lo escuchamos, no nos inspira. Nos percatamos de que seguimos la vida del yo falso y a pesar de eso seguimos con esa inercia. Repasar eso de la culpa y la pena.

Es el momento de parar máquinas urgentemente y ansiar la Vida, negar al falso yo sin fisuras, de pedir la Vida como niños, como quien no sabe (de hecho no sabemos), actos de Amor sin sombras de dudas, de ofrecernos del todo sin añoranzas a algún aspecto de la falsa vida, de pedir inspiración como un hijo que no lo merece,... Es lo que se llama Piedad. Las medias tintas convierten todo esto en estéril. Ya lo veréis.

Nosotros mismos valoramos la cercanía y la salud del Corazón. Lo que nos acerca al Corazón y lo hace sanar y crecer, es del Camino. Lo que nos aleja del Corazón, es andar perdidos y volverse en su contra.

El discernimiento es esencial.

En resumen: pasamos de valorar nuestra actividad externa según unos criterios dados a valorar nuestra actividad interna según nuestra vida, según la Vida.

Los pastores se ponen nerviosos con esto. Pero recordad: silencio, escucha del dolor, eliminar obstáculos (siempre vienen del falso yo) y dejar actuar a la Naturaleza. Docilidad a nuestra Naturaleza. Diálogo y escucha con Ella, con el Dios de nuestro Corazón.

La única Palabra de Dios es Amor. Las palabras del falso yo... un batiburrillo.
 

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