a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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jueves, 21 de agosto de 2014

Ascetismo

 

Dejarse querer por la Naturaleza poco tiene que ver con un poder mental alcanzado con una férrea disciplina.

Los que no tienen como verdad esto de la Ciencia del bien y del mal del Génesis, piensan en una purificación y en un perfeccionamiento negando y rechazando todo placer, siguiendo un código moral "de élite" y desdeñando la materialidad considerada como de nivel inferior al espíritu.

Los que creen es eso del Génesis pero que no separan el falso yo de la Naturaleza y del Corazón, también tienden a considerar que son necesarias muchas prácticas ascéticas y de piedad que demuestran, como condición necesaria, nuestro encuentro con Dios. Prácticas que no son más que formalidades y modelos de oración de "menor nivel". Esta planificación ascética personalizada pasa a ser una cuasinorma moral (o sin el cuasi).

En el mejor de los casos, el ascetismo en las religiones puede considerarse como una fase para acceder al estado místico. En fin, siempre estamos con las mismas, cuando la mística es más connatural al hombre (varón y mujer) que la ascética, observancia y cumplimiento de normas morales externas (aunque su fuente sean textos sagrados).

En plena crisis de espiritualidad del cristianismo, se considera la mística como una fase avanzada y elevada en la evolución espiritual de la persona, siendo más bien lo contrario: la mística es propia de personas sencillas y el ascetismo se vende mejor entre gente con aspiraciones "más elitistas" y de trinchera (con posibilidad de ascenso a cabo o capitán).

La espiritualidad contemplativa y mística es de lo más subversivo y anárquico. No rompe con nada pero da la autonomía tan temida por los cuidadores de rebaños. La Iglesia es pueblo de reyes y nada es tan anárquico como esa consideración. No hay ninguna estructura: todos iguales y soberanos, y uno de nosotros el Primogénito.


La crítica de este post no tiene porque ser tomada por una genera-lización. Ni pretende ser anti nada.

Tampoco es una minus-valoración de algo para hacer resaltar la contemplación.

La ascética cristiana, en particular la católica que más conozco, se puede engarzar en ese diálogo amoroso con la Naturaleza o el Esposo, del que hablábamos en un anterior post.

Respecto a las prácticas, vimos la necesidad de dedicar un tiempo a contemplar en soledad como recomendaba Jesucristo. A ejercitarse de manera especial en esa vida interior. También la conveniencia de leer, despacio y meditadamente cuando haga falta, textos escritos con el corazón de autores contemplativos, místicos, padres del desierto,... el Nuevo Testamento y los libros sapienciales del Antiguo Testamento.

Los católicos tenemos las celebraciones litúrgicas de los sacramentos, en especial por su frecuencia, el de la Reconciliación y el de la Eucaristía. Siendo esta última de carácter comunitario o asambleario. En otras Iglesias tendrán algo análogo en las que participa toda la comunidad.

También tenemos la Liturgia de la Horas. Se considera la oración oficial de la Iglesia y básicamente es orar con los Salmos. En el enlace se puede encontrar on line y es de lo mejor que hay en la red.

Y devociones particulares hay mil y una. Todo son fórmulas y formalidades para tener entretenida a la mente, salvo desde la sencillez de la mística. No todo el que dice "Señor, Señor"... (ver Mt 7, 21)
 

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