a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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sábado, 23 de agosto de 2014

El mundo, el demonio y la carne

 

Son los tres clásicos enemigos del alma. Y seré breve.

El mundo en cuanto enemigo, no el mundo en cuanto hábitat del hombre (varón y mujer), sería el dominio y la influencia de todos los demás falsos yo en uno mismo.

El demonio es un falso yo sin cuerpo. Es un falso yo sin verdadero yo. Su conciencia no puede desembarazarse del falso yo y ser contemplativa. La actividad del demonio es maldad en estado puro. Es también el dominio y la influencia de estos otros falsos yo sobre uno mismo. Quizás una influencia más fuerte o más difícil de discernir, según.

La carne es la errónea interpretación que hace el falso yo del dolor propio. Ya hablamos en sus respectivos posts del dolor y del placer según el verdadero yo. Pero el falso yo ama el placer (no solo sexual) como solución temporal por su rechazo al dolor: busca el placer inmediato, como un analgésico de efecto inmediato. Así oculta y oprime al Corazón en vez de buscar la sanación y terminar con el dolor de raíz para que no se vuelva a dar.

Ya vimos cómo empezar a discernir la palabrería y las querencias del falso yo de la llamada del Corazón (de la Naturaleza, de Dios). Pero dada nuestra consciencia limitada, siempre en crecimiento, a veces no se puede discernir a qué enemigo de estos responde en cada momento a la palabrería del falso yo. Poco importa si discernimos bien la voz del Amor, del buen Pastor.

"Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas" (Mc 6, 34).
 

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