a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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martes, 13 de enero de 2009

La nube del no saber │ cap. 04 (2 de 4)


Si un hombre llegara a regenerarse por la gracia de dios hasta tal punto que pudiera cuidar de todos y cada uno de los impulsos de su voluntad, nunca querría verse privado de gozar de un anticipo de la vida eterna, incluso en esta vida, ni de la plena realización de la bienaventuranza celestial. Por tanto, no te sorprendas si vuelvo a alentarte para que prosigas por el camino elegido. Esta es la verdadera tarea en la que el hombre aún estaría comprometido si no hubiera pecado, como te explicaré más adelante. El hombre fue creado con este fin y todas las demás cosas fueron creadas para que lo ayudaran a alcanzarlo. Es por medio de esta tarea que el hombre se regenerará. Y es por no prestar atención a este fin que el hombre se hunde más y más en el pecado y se encuentra cada vez más alejado de Dios. Sin embargo, en caso contrario, cuando el hombre le presta una atención estricta, y se ocupa del él y nada más, logra liberarse poco a poco del pecado y acercarse a Dios.

Así pues, sé cuidadoso respecto a cómo empleas el tiempo. No hay nada más valioso, y el cielo puede ganarse o perderse en un abrir o cerrar de ojos. Dios muestra cuán valioso es el tiempo al hacer que nunca recibamos dos instantes de tiempo al a vez, sino siempre de manera sucesiva. Si obrara de otro modo, tendría que alterar el curso de la creación. El tiempo se hizo para el hombre y no el hombre para el tiempo. Y Dios, que ordena la naturaleza, ajustó el tiempo a la naturaleza del hombre, de manera que sus impulsos naturales tuvieran lugar sucesivamente. El día del Juicio, cuando los hombres tengan que responder sobre cómo emplearon su tiempo, no encontrarán ninguna excusa ante Dios. No podrán decir: "Me diste dos instantes de tiempo a la vez, mientras que todo lo que yo tenía era un impulso para cada instante".

Sin duda, ahora te sientes inquieto y te dices: "¿Qué debo hacer? Si lo que afirmas es cierto, ¿cómo podré dar cuenta de cada instante de tiempo? ¡Aquí estoy yo, con veinticuatro años, que nunca me preocupé del tiempo! Si ahora quisiera rectificar, sabría muy bien, por lo que acabas de decir, que ni en la naturaleza ni en la gracia existe instante alguno de tiempo pretérito que me sobre y pueda darme satisfacción por el pasado desperdiciado. Sólo dispongo de los tiempos venideros para trabajar. Es más, sé muy bien que únicamente podré prestar atención a un solo impulso entre cien a causa de la enorme flaqueza y torpeza de mis sentidos. ¡En qué situación más comprometida me hallo! ¡Ayúdame, por el amor de Cristo!".

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