La nube del no saber │ cap. 01

Mi amigo en Dios.

Los cuatro estados de la vida cristiana y la llamada que ha escuchado la persona para quien se ha escrito este libro.


Me parece, con mi manera tosca y simple de ver las cosas, que existen cuatro tipos o estados de vida cristiana, y que estos son el Ordinario, el Especial, el Singular y el Perfecto. Los tres primeros pueden comenzar y terminar en esta vida; el cuarto puede dar comienzo en esta vida por la gracia de Dios, pero perdura para siempre en la bienaventuranza celestial. Y así como te habrás dado cuenta que he dispuesto estos cuatro estados en una determinada secuencia -Ordinario, Especial, Solitario y Perfecto-, pienso también que Nuestro Señor, en su infinita misericordia, te ha llamado en el mismo orden y de igual manera, guiándote hacia Él por medio de tu más sincero deseo.

Por eso tienes plena conciencia de que Dios, a través de su amor infinito -por el cual te creó y dio forma cuando aún no eras nada y después, cuando te perdiste con Adán, te rescató al precio de su preciosa Sangre-, no quiso permitir que llevaras una vida tan alejada de Él cuando te hallabas en el estado común de la vida cristiana, viviendo en el mundo con tus amigos. Con el proceder misericordioso que le es propio, avivó el anhelo que sentías por Él y te encadenó con los lazos de este deseo, y te condujo así hacia esta vida más especial, como sirviente entre sus sirvientes más especiales. Lo hizo para que pudieras aprender a ser más especialmente suyo y vivieras de manera mucho más espiritual de lo que jamás habrías hecho en el estado ordinario de la vida.

Hay más: parece que no se ha contentado con dejarte justo ahí -tan grande es el amor que su corazón siempre ha sentido por ti-, sino que en su proceder dulce y misericordioso te ha llevado hasta el tercer estado, el solitario. Es en este estado donde aprenderás a dar los primeros pasos amorosos hacia una vida de Perfección, el último estado de todos.