Palabras del Papa en la homilía durante la Misa de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, Jornada Mundial de la Paz, celebrada hoy en la Basílica de san Pedro. La homilía entera traducida al castellano la puedes encontrar en Zenit.
El Concilio Vaticano II ha dicho, al respecto, que “con la encarnación el Hijo de Dios se ha unido en cierta forma a todo hombre” (Gaudium et spes, 22). Esta unión ha venido a confirmar el diseño original de una humanidad creada a “imagen y semejanza” de Dios. En realidad, el Verbo encarnado es la única imagen perfecta y consustancial del Dios invisible. Jesucristo es el hombre perfecto. “En Él -observa una vez más el Concilio - la naturaleza humana ha sido asumida…, por eso mismo ha sido también elevada en nosotros a una sublime dignidad” (ibid.). Por esto la historia terrena de Jesús, culminada en el misterio pascual, es el inicio de un mundo nuevo, porque ha inaugurado realmente una nueva humanidad, capaz, siempre y solo con la gracia de Cristo, de obrar una “revolución” pacífica. Una revolución no ideológica, sino espiritual, no utópica sino real, y por esto necesitada de infinita paciencia, de tiempos quizás larguísimos, evitando toda ruptura y recorriendo el camino más difícil: la vía de la maduración de la responsabilidad en las conciencias.
a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone
La Misión BS, E. Morricone
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jueves, 1 de enero de 2009
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