a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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viernes, 9 de enero de 2009

La nube del no saber │ cap. 02

Exhortación imperiosa a la humildad y la vida contemplativa.


Detente un instante, criatura desdichada, y haz recuento de tu vida. ¿Quién eres y qué has hecho para que merezcas ser llamado así por Nuestro Señor? ¡Cuán perezosa y mezquina se revela el alma que no corresponde a la invitación y atracción del Amor!

En esta etapa, criatura desdichada, debes vigilar a tu enemigo. No debes considerarte ni más santo ni mejor a causa de la excelencia de tu vocación ni porque vivas en estado solitario. Más bien al contrario: te sentirás todavía más desdichado y condenado a menos que pongas lo mejor de ti mismo en vivir conforme a tu vocación, ayudado como estás por la Gracia y la guía espiritual. Deberías sentirte lleno de humildad y amor hacia tu esposo espiritual, que es Dios Todopoderoso, Rey de reyes y Señor de señores y, sin embargo, se ha dignado descender hasta tu nivel y te ha escogido graciosamente de entre su rebaño para convertirte en uno de sus sirvientes especiales, conduciéndote hasta pastos abundantes para que te nutras con el dulce alimento de su amor, anticipo de la herencia que te aguarda en el Reino de los Cielos.

Así pues, te ruego que prosigas, y a toda prisa. Mira hacia delante, no hacia atrás (cf. Flp 13, 3). Fíjate en lo que todavía te falta, no en lo que ya posees, pues éste es el camino más corto para alcanzar la humildad y conservarla. A partir de ahora, tu vida entera debe ser una con el deseo si quieres alcanzar la perfección. Y este deseo debe estar en lo más profundo de tu voluntad, puesto allí por Dios con tu consentimiento. Sin embargo, una advertencia: Dios es un amante celoso y no admite ningún rival; no obrará en tu voluntad si no es el único que la tiene a su cuidado; no pide ayuda, sino que te pide a ti. Su voluntad es lo que contemples y la permitas obrar a su manera, mas debes proteger tus ventanas y puertas contra los ataques del enemigo. Si estás dispuesto a hacerlo, todo lo que necesitas es dejarte capturar con humildad por Dios en la plegaria y Él acudirá muy pronto en tu ayuda. Por tanto, déjate capturar por Él y vea cómo progresas. Dios está preparado cuando tú lo estás, y te espera.

Más ahora te dirás: ¿qué debo hacer?; y, ¿cómo debo "dejarme capturar"?

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