Debemos comenzar por reconocer el difícil hecho de que no erradicaremos el conflicto violento en nuestra época. Habrá ocasiones en las que las naciones, actuando individual o conjuntamente, concluirán que el uso de la fuerza no sólo es necesario sino también justificado moralmente. Hago esta afirmación consciente de lo que Martin Luther King dijo en esta misma ceremonia hace años: “La violencia nunca produce paz permanente. No resuelve los problemas sociales: simplemente crea problemas nuevos y más complicados”. Como alguien que está parado aquí como consecuencia directa de la labor a la que el Dr. King le dedicó la vida, soy prueba viviente de la fuerza moral de la no violencia. Sé que no hay nada débil, nada pasivo, nada ingenuo en las convicciones y vida de Gandhi y King. Pero en mi calidad de jefe de Estado que juró proteger y defender a mi país, no me puede guiar solamente su ejemplo. Enfrento al mundo como lo es, y no puedo cruzarme de brazos ante amenazas contra estadounidenses. Que no quede la menor duda: la maldad sí existe en el mundo. Un movimiento no violento no podría haber detenido los ejércitos de Hitler. La negociación no puede convencer a los líderes de Al Qaida a deponer las armas. Decir que la fuerza es a veces necesaria no es un llamado al cinismo; es reconocer la historia, las imperfecciones del hombre y los límites de la razón.Son palabras de Obama en la última ceremonia de los premios Nobel. Y los dos primeros párrafos que cito podrían pasar por una interpretación del Catecismo de la Iglesia Católica. Aunque sea sorprendente su osadía al verse como una "prueba viviente de la fuerza moral de la no violencia" (sic). Nadie se lo va a negar. Ahora bien, es un cliché que empieza a manifestarse desgastado la fácil recurrencia a Hitler y al sentimiento de sentirse los estadounidenses amenazados. No seguí su discurso en el largo año que estuvo de campaña electoral. Es posible que no se desdiga y siga siendo coherente y fiel a sí mismo. Si es así, no sé que cambio votaron los que le votaron. Aquí, desde la lejanía con los cuatro titulares y algún pequeño retal de su discurso, desde su idealización como no podría ser así de otra manera, alguien me comentaba las esperanzas que depositaba en este señor. Personalmente, respecto a Obama era escéptico, por no ser "negacionista" pues tampoco tenía razones para serlo. Solo después de ser elegido empezó con que las cosas requieren su tiempo. Bravo! El Comunismo, en Asia, ha dejado de ser imperialista y es ¡capitalista! Un Capitalismo de Estado: el Capitalismo también funciona en las dictaduras. Solo es una dictadura en todo su vigor y atrocidad. El Comunismo, en América (de caba a rabo), sigue siendo antiimperialista. Los islamistas siguen siendo imperialistas. Bien, para qué empezar a hablar de políticas de defensa, carreras de armamentos,... La cuestión es que Obama sigue hablando del Eje del Mal, no tan explícitamente como su pobre predecesor (él, como producto mejorado, todavía no ve su fin), pero desde la tribuna de los premios Nobel. Desde la espiritualidad, también de Ghandi y de King, si es que ésta vale para algo, es meridianamente claro que quien ve mal por el mundo no lo ve en sí mismo. El error en la Agenda consiste en que Obama no lo conocemos por sus frutos como a cualquier premiado. Y este premio Nobel de la Paz, junto con los demás de todas las anteriores ediciones, pretende usarse para investirle de una autoridad que siga justificando lo que en toda la Humanidad hemos estado haciendo: la guerra por medio de la Política.
Parece clara su definición de maldad, esa que dice que existe en el mundo: cualquier país/gobernante con cierta emergencia económica que se salga de las previsiones de la Casa Blanca; cualquier economía relevante que si no es amiga es una amenaza.
Señores responsables del mundo se os ha visto el plumero, pero también sé que da igual.
No acabo de entender el paralelismo que quieren hacer con Martin Luther. Mi hija está haciendo su trabajo de fin de bachillerato sobre este. A mí ya me molesta que este Señor, se apodere del legado de quien luchó por un mundo más justo y mejor.
ResponderEliminarAyer mismo me preguntaba, ¿porqué no rechazó el premio? ¿De verdad se lo cree? Yo sí he dejado de creer en la justicia e imparcialidad de muchos.
Fonso. Genial post. Te mando un fuerte fuerte abrazo.
Otro igualmente para ti.
ResponderEliminarPor cierto, ya he visto lo bien que te ha sentado el descanso cordobés.
También rezo por vosotros.
Respecto al recién flamante premio Nobel, viendo el noticiero televisivo, sacaron una breves imágenes cuando estaba dando el discurso y mi reacción espontánea fue decir "no se le cae la cara de vergüenza?".
En fin, que vuelvo a hacer un acto de contrición y lo que debe ir después.