a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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martes, 1 de septiembre de 2009

Diálogo Islam - Cristiandad



Hablando del Islam, la apreciación que tengo de la cultura islámica no la puedo de momento expresar en palabras ni la he racionalizado. Hay algo que no me sienta bien y es como un condimento, un exceso de sabor, cierto aroma o una textura que no termino de acostumbrarme. Lo que sí puedo balbucear es que me parece que sus esquemas mentales, su sistema de conceptos y su lenguaje cultural son muy distintos que los míos. Seguramente un islámico pueda con mucha mayor facilidad sintonizar con nuestra cultura. Al menos al islámico medio conmigo mismo. Me da la impresión, y es una apreciación subjetiva o incluso un prejuicio, que es un no puedo y ellos no quieren. Aunque hablando en genérico, tampoco nosotros estamos muy interesados en su cultura. Al menos en TV tiene muy poca audiencia.

Vemos cómo hay estados islámicos que en nuestro lenguajes tildaríamos de confesionales. Hay estados confesionales islámicos que se tildan incluso de integristas, radicales y pertenecientes al eje del mal (que yo sepa este último concepto es protestante y protestante norteamericano, se podría decir). Creo y espero, prefiero pensar, que a ningún católico se le ocurra trazar ningún eje maligno por el mundo y menos basándose en motivos políticos e intereses económicos.
Pero sí que la cultura islámica la veo completamente religiosa y esto no va en menoscabo de su humanismo, sino todo lo contrario.

Recurriendo a la Wikipedia, no puedo pasar del primer milagro que se narra sobre Mahoma en la página dedicada a él.
Relatos como ese en nuestra literatura religiosa estamos "cansados" de criticar. Resumiendo:
Vino San Gabriel y le purificó su corazón, extrayéndoselo, quitándole un coágulo negro y lavándolo para posteriormente volvérselo a colocar.
Espantados todos por el suceso, lo volvieron a encontrar muy bien aunque un poco pálido.

Sabemos cómo leer esto (me permitiréis el atrevimiento de la afirmación). Sabemos qué es metáfora, qué es poesía, qué es lo materialmente posible e imposible, podemos hacer una crítica histórica del texto o del autor y de su época, de qué manera encierra una verdad el estilo literario, qué sentido tiene el que el autor del relato lo escribiera,...

Cambiando ahora un poco de tercio, tampoco sé cuáles son los interlocutores válidos en ese diálogo. Islam y Cristiandad no son nociones equivalentes, no están al mismo nivel, no pertenecen a la misma categoría de conceptos. Cristiandad ya no es tal sino es Occidente. Y Occidente no es uno, no es algo ya de por sí unificado por lengua, cultura o religión. Nosotros pensamos el Islam como un ente religioso y eclesial. Y sin embargo no es algo centralizado y, en verdad, diverso también.

Personalmente espero que antes del Fin de los Tiempos la Iglesia de Cristo esté en gran parte unida. Pero la unión religiosa no la espero, ni creo que la pretendamos. Digo esto pues no tengo claro las motivaciones y deseos profundos y, por tanto, velados, e incluso actitudes propias a la hora de acercarse.

Por una parte, al enfrentarse a textos como este requiere un mayor respeto por lo propio. Con un relato como este, solamente necesitamos dos segundos para levantar en pie de guerra a todo el Islam a una. Nuestra cultura y racionalidad ha llegado a tener esa capacidad de chinchar. Espontáneamente no somos capaces de hablar en esa lengua (aludiendo a eso del Don de lenguas) sin renunciar a lo que racionalmente entendemos. Es más, tampoco somos capaces de encontrar la verdadera importancia (que es menor que la que le otorgamos en la actualidad) de tal racionalidad, de comprender cuál es su importancia relativa.

Por otra parte, la política es la que divide a lo largo de la Historia. Los moros no hubieran sido perros en España si no hubieran perdido terreno en la Reconquista (es un decir). Y si los occidentales no fuéramos tan etnocéntricos, tampoco. Y tampoco si midiésemos el avance social con criterios tan materiales.
Que conste que los pecados que nos podamos atribuir no quedan por ello eximidos los demás. Al fin y al cabo, todos tenemos la misma naturaleza.
Acaso la histórica causa de división pueda ser ahora la vía para mantener la paz a niveles mínimos aceptables?

No obstante seguiremos tan ignorantes unos de los otros.
Al diálogo y la divulgación de nuestras culturas le debe seguir las cordiales, afectuosas y confiadas relaciones de vecindario y amistad.
Y perdonad la claridad y la franqueza, cada cual que es examine.
Nota: con el "cada cual" estoy diciendo que ni me atrevo a examinar mi conciencia en este punto.

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