a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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domingo, 25 de octubre de 2009

Hipersensibilidades lingüísticas de género

Un proverbio para la vida
En esta ocasión, en tal espacio de Radio Vaticana, comentan el proverbio bíblico: "Hijo sensato, alegría de su padre; hijo necio, pena de su madre".
Me hizo gracia escuchar este clip. Seguramente sea la conjuncion del proverbio y de ciertos aspectos del comentario, con el condimento del ligero carácter hispano del locutor, sobre todo cuando dice "papás".

El acento y el vocabulario diferencial con España es algo que me encanta y además me parece muy radiofónico. También debo destacar que, a pesar de las hipersensibilidades lingüísticas (como me da ahora por acuñar esto), el comentario mantiene la elegancia y no es pedante. Eso sí, el sabor es "católicodulzón, calculadamente comedido".
Me hace gracia que al comentar el proverbio tengamos que plantearnos si el texto habla de un hijo varón o de hijo en sentido genérico. Que tanto el padre como la madre comparten alegrías y penas respecto a la vida de sus hijos. Y que se apunte tal formulación del proverbio al reflejo de la mentalidad machista del pueblo de Israel en la Antigüedad.

Dios, cuándo pasará esta ola? Con lo gozoso que me encontraba habiendo leído, degustado y contemplado tal versículo del Libro de los Proverbios.
No es necesario llegar a la igualdad absoluta. Ni tampoco es algo alcanzable.
Cuando el padre siente alegría, la madre puede sentir gozo; cuando la madre siente pena, el padre puede sentir desencanto, sentirse defraudado y "distanciarse" del hijo.
Viva la sicología diferencial! Vivan los dos mundos: el mundo de los hombres y el mundo de las mujeres! Y digo dos que son dos.
Viva el proverbio tal y como está escrito!
Y dicho sea de paso, viva el Ejército, sólo de varones, en el Desfile de la Fuerzas Armadas españolas en el día de su Patrona, la Virgen del Pilar, televisado desde Madrid, ante el Rey, la Casa Real y representantes del Gobierno.
No sé si serán los años, pero en los últimos me emociona ver ese desfile como de niño. Constato que ya no soy feminista ni pacifista.

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