a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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martes, 2 de septiembre de 2014

Sólo una cosa es necesaria

Walk of live
Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa.
Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres.
Acercándose, pues, dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude."
Le respondió el Señor: "Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada." (Lc 10, 38-42)
 
 
Lo típico de cuando predican sobre este pasaje es hablar de la vida activa y de la vida contemplativa. Incluso las contraponen y, si no, no se sabe muy bien cómo conciliarlas. Quizás porque son dos personajes, se tiende a entender que cada uno simboliza una cosa. Y además, si solo una cosa es necesaria, será que la otra no es necesaria.
 
Sin embargo, ambas hermanas (y Jesús) son símbolo de una misma cosa, de nuestro interior. No porque tengamos dos personalidades, ni divididos en dos partes al respecto. Sino porque las dos actividades las realizamos al vivir.
 
Los que viven la vida del falso yo, obran en función de una verdad (sea un texto del Nuevo Testamento, sea por intereses personales o institucionales o sea por motivos más pedestres). Sí, hay gente que se mueve por verdades consideradas buenas y dicen que lo hacen por amor a Dios e, incluso, se lo ofrecen como trabajo bien hecho.
 
Los que viven en camino al verdadero yo o la vida del verdadero yo, obran en función del Amor, de la Palabra de Dios y de la Naturaleza. Escuchan al dolor, escuchan al Corazón y escuchan a Dios.
 
María, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Escucharle es la única cosa necesaria.
 
Otra diferencia entre los dos yoes. Uno ama cosas, el otro ama corazones. Uno rechaza el dolor y lo esconde, el otro habla de dolor y lo pone de manifiesto porque quiere sanar. Uno obra iluminado por la verdad, por una idea, y la vida del otro está informada por el Amor.
 
En Dios Verdad y Amor se identifican, pero es el Amor el que informa la Verdad en orden al Ser. Si la Verdad informara al Amor, no podríamos salir del relativismo, la bestia parda de los grandes eclesiásticos.
 
Hay realidades interiores que son difíciles de explicar y de definir (por no decir imposibles). Si las expresáramos, quien nos escuchara lo tomaría por verdad y se autolimitaría: quedaría encorsetado y condicionado.
 
Todo esto venía por lo siguiente.
He leído "Deus cáritas est" de Benedicto XVI. Para hablar del amor hace un estudio del lenguaje, algo que no me parece muy elevado, y acaba centrándose demasiado en la Iglesia en cuanto institución en este mundo.
 
Ahora, estoy leyendo "Cáritas in veritate". Sólo por el título ya dice lo contrario de lo que estaba diciendo antes. Pero al leerlo dice que sí pero no, que no pero sí, que sí pero no me atrevo.
 
Tenía costumbre de leer sus Audiencias de los miércoles y se veía cuando las escribía él y cuando se las escribían otros. En estas Encíclicas no encuentro el sabor que recuerdo de él. En estos documentos parece querer introducir algo novedoso pero con miedo a que lo tomen, falsamente, por rupturista o con miedo a que no sea aceptado por los doctores vaticanos y papistas around the world.
 
Decir clara y abiertamente que la verdad es en la caridad, es hacer honor a la Realidad. Lo propiamente rupturista es decir que la caridad es en la verdad. Aunque llevamos con esa ruptura muchos, demasiados siglos y cierta gente lo toma por tradicional.
 

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