a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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lunes, 9 de noviembre de 2009

Ya pasaron 20 años

solo le pido a dios

Naciendo en el 70 que ya indica un cambio de década, hay dos años en el transcurso de mi vida que destacan sobre los demás y parecen ser verdaderos hitos históricos. Uno es el año 1975 y el otro el 1989.

En el 75 hay tres defunciones.
La primera a destacar marca un cambio a nivel político. Con la muerte del General Francisco Franco y su relevo a manos de Juan Carlos I, no solo ha sido el fin de una dictadura militar en España, sino que con la transición a la Democracia a supuesto también el principio del fin de todas las dictaduras militares en Occidente, en particular en América Latina.
La segunda, a nivel eclesial, es la muerte de Josemaría Escrivá. Es la primera persona en el siglo XX con un carisma dirigido a la renovación laical en la Iglesia. Su fundación, iniciada en el periodo de entre guerras mundiales, es como precursora, debido también a un caldo de cultivo propiciado por el Capitalismo y el Liberalismo -como es la situación de los trabajadores, los cinturones de pobreza de la grandes urbes y la crisis de valores de adaptación a nuevos tiempos-, de movimientos y realidades laicales que tienen su resonancia, su confirmación y su impulso en el Concilio Vaticanos II con su gran mensaje recordando que la santidad es para todos y que los laicos en la Iglesia también son Iglesia.
Su muerte supuso saber dar continuidad a eso otro camino divino, entre otros de los recientemente iniciados en la Iglesia.
Creo que falta perspectiva para saber lo relevante de su figura. Quizás a partir de ahora, a partir del 2009, se inicie ya un periodo en el que se pueda debatir y hacer una crítica sensata libre de maquiavelismos y oscurantismos palaciegos, no tanto de su figura o del fenómeno de su legado, sino dedicado a la revitalización de la santidad en todos los cristianos, de la Vida en Cristo en el momento actual, al margen de protagonismos e intereses parciales colectivos.
Y la tercera defunción. Esta vez también marca la historia, pero la historia familiar. Fallece, anticipadamente a los ojos humanos, no a los de Dios, mi abuela materna. No voy a desvelar cosas que pertenecen al ámbito familiar, pero puedo decir que ella iluminó la superación de nuestro estado de horfandad.

En el año 1989 se producen dos acontecimientos.
El primero a destacar es el derribo del Muro de Berlín, la desaparición del Telón de Acero, la caída del Comunismo.
El propósito de este post era expresamente traer el punto 29, el último del capítulo III de la Centesimus annus dedicado precisamente al año 1989.
29. En fin, el desarrollo no debe ser entendido de manera exclusivamente económica, sino bajo una dimensión humana integral. No se trata solamente de elevar a todos los pueblos al nivel del que gozan hoy los países más ricos, sino de fundar sobre el trabajo solidario una vida más digna, hacer crecer efectivamente la dignidad y la creatividad de toda persona, su capacidad de responder a la propia vocación y, por tanto, a la llamada de Dios. El punto culminante del desarrollo conlleva el ejercicio del derecho-deber de buscar a Dios, conocerlo y vivir según tal conocimiento. En los regímenes totalitarios y autoritarios se ha extremado el principio de la primacía de la fuerza sobre la razón. El hombre se ha visto obligado a sufrir una concepción de la realidad impuesta por la fuerza, y no conseguida mediante el esfuerzo de la propia razón y el ejercicio de la propia libertad. Hay que invertir los términos de ese principio y reconocer íntegramente los derechos de la conciencia humana, vinculada solamente a la verdad natural y revelada. En el reconocimiento de estos derechos consiste el fundamento primario de todo ordenamiento político auténticamente libre. Es importante reafirmar este principio por varios motivos:
a) porque las antiguas formas de totalitarismo y de autoritarismo todavía no han sido superadas completamente y existe aún el riesgo de que recobren vigor: esto exige un renovado esfuerzo de colaboración y de solidaridad entre todos los países;
b) porque en los países desarrollados se hace a veces excesiva propaganda de los valores puramente utilitarios, al provocar de manera desenfrenada los instintos y las tendencias al goce inmediato, lo cual hace difícil el reconocimiento y el respeto de la jerarquía de los verdaderos valores de la existencia humana;
c) porque en algunos países surgen nuevas formas de fundamentalismo religioso que, velada o también abiertamente, niegan a los ciudadanos de credos diversos de los de la mayoría el pleno ejercicio de sus derechos civiles y religiosos, les impiden participar en el debate cultural, restringen el derecho de la Iglesia a predicar el Evangelio y el derecho de los hombres que escuchan tal predicación a acogerla y convertirse a Cristo. No es posible ningún progreso auténtico sin el respeto del derecho natural y originario a conocer la verdad y vivir según la misma. A este derecho va unido, para su ejercicio y profundización, el derecho a descubrir y acoger libremente a Jesucristo, que es el verdadero bien del hombre.
Son palabras vigentes hoy en día, pienso.
A partir del 89 hubo que aprender un nuevo modo de política internacional. Espero que a partir de 2009 termine ese tiempo de transición que cerró un periodo de dos potencias mundiales en tensión y que abre un nuevo periodo en el que desaparecida una potencia la otra se normalice (derrotadas las dos económicamente) y prime la potencia de la Verdad, la Cooperación, el Desarrollo Sostenible, la Paz.

El segundo acontecimiento de 1989 fue la Jornada Mundial de la Juventud con Juan Pablo II en Santiago de Compostela. Lo que supuso esto para mí creo que ya lo conté.

4 comentarios:

  1. Pues la alegría que supuso el derribo del muro de Barlín (un año antes de casarme) me produce hoy tristeza al comprobar que uno de los príncipales artífices (sino el principal)para que este muro cayera, fue Juan Pablo II. Qué poca mención (casi nula)muchos jóvenes de hoy ni se han enterado.Solo he visto a políticos que por entonces tenían menos años y formaban parte del montón. El muro y su caida fue posible a Juan Pablo II el Grande. Yo soy testigo de ello.

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  2. Recuerdo que cuando fue elegido Juan Pablo II mi abuelo materno, que parecía más bien que contaba su vida por papados, dijo que no sobreviviría ese papado. Me parece que era el año 78.
    Karol era relativamente joven y se esperaba un papado largo. Mi abuelo, más que esperarlo, parecía darlo ya por hecho.

    Un Papa nacido bajo el Comunismo vio caer al Comunismo. Fue uno de los protagonistas del logro.

    Juan Pablo II es un personaje histórico al que hay que leer. Ya pasó su función como estadista, como primado, como autoridad eclesial, como viajero, como televisivo, como convocador de multitudes,...
    Más allá de su Magisterio, su mensaje a los jóvenes, recopilado en parte en "Queridísimos jóvenes", su teología del cuerpo expresada por entregas en sus Audiencias Generales durante un tiempo y tantas otras intervenciones tienen un carácter que no sé si hay una palabra que lo exprese, tienen una profundidad que asimilar su mensaje haría que cambiásemos interiormente.
    Estoy seguro de esto.

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  3. No te mientosite digo que hubiera dado la vida con el. Mantengo una unión epistolar con su secretario el cardenal Stanislao. Me mandó una reliquia de él. Haré todo lo posible para asistir a su canonización. No es fanatismo. Es amor. Un abrazo
    Por cierto ¿eres liberal? ja,ja,ja

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  4. Que si soy liberal? mmm Me has pillado. jajaja
    En la Carta de Presentación digo "Libre sin liberalismo". Esa es una huella directa de ese ensayo, aprovechando que los liberales no tienen una educación liberal.

    Te pregunté eso pues me pareció intuir que algo de lo que dije, quizás sobre la relación entre la cultura y la religión, no te acabó de cuadrar.

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