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Dicen que, para Safranski, el hombre de hoy tiene que tener especial cuidado en no confundir el ámbito de la cultura y el ámbito de la política: en sus propias palabras, surge el peligro cuando “en lo político buscamos una aventura, y en la cultura la misma utilidad social que en la política. Pero no es deseable ni una política aventurera, ni una cultura políticamente correcta”.
Razón no le falta, precisamente.
A los dos ámbitos podemos incluir un tercero. Puede ser el ámbito de la religión, el ámbito de la Iglesia, el ámbito de la conciencia, el ámbito personal y familiar,...
Parece que el término más en consonancia con los dos sea el de religión.
Se me saltan los émbolos y me rechinan las bielas con la consideración totalizadora y holística, abstracta y vaga, de la realidad en base a estos tres conceptos: cultura, política, religión. Comprendo que anglos, sajones y algunos franceses por laicistas, ateos y listillos, sean capaces de soportar tales pedorreas mentales. Lo que no comprenden ellos es que a los latinos y a los orientales esas pérdidas de tiempo intelectualoides no nos motiva nada sino todo lo contrario.
Lo que sí hemos aprendido con la Historia es que cuando la religión se impregna de política, mal; cuando la política se mete con la religión, mal; cuando la religión de mete en política, mal; cuando la cultura se mete con la política o la religión, mal, bien pero mal; cuando la cultura solo la genera la religión, mal;...
La cultura parece ser la cultura: expresa la verdad de la política y de la religión; y no se deja mangonear ni condicionar por la política ni por la religión.
La religión es la religión: la pobre de las tres.
Y la política es la que estropea todo y la causante de todos los males y de las guerras.
La religión cree que necesita de la política y le ofrece a la política algo que le resulta muy atractivo. La religión para la política es verdaderamente una tentación, una fruta prohibida. De los tres ámbitos, la meretriz. Que bajo manga pretende el señorío de la política y el dominio de la cultura.
También, bien pensado, decimos que los tres ámbitos tienen su legítima autonomía y a la vez configuran una unidad indisoluble e indistinguible. Y solo son tres prismas a través de los cuales destilar racionalmente la realidad.
O bien podríamos desear que esos tres ámbitos fueran estancos unos con otros. Los tres al mismo nivel y con plena autonomía y libertad. Con este ideal, la religión se esfuma y desvanece; y la política y la cultura pueden ir cada cual por su camino pues ambas quedarían tranquilas sin sentirse juzgadas ni sojuzgadas por la religión.
Para alguien predominantemente del ámbito religioso: menudo panorama!
Pero a Juan Pablo II, tan querido, vitoreado y admirado, se le comprende muy poco y se le hace poco caso. Con la Ciencia, éstos del ámbito religioso lo tienen fácil. La Ciencia se deja violar por cualquiera sin problemas de conciencia. Digo esto sabiendo que el ateísmo y el cristianismo son los que más la pueden respetar.
Pero con la cultura topan, amigo Sancho.
Los cristianos a la conquista de la cultura hacen música religiosa, pintura religiosa, teatro religioso, literatura religiosa, debates salvaguardadores de la religión como si la verdad no fuera suficiente, actividades culturales en empresas de comunicación confesionales o meramente pías, o en empresas apostólicas,... Se aferran a las alianzas con conservadores para mantener costumbres, tradiciones, subvenciones, crucifijos en edificios públicos, horas lectivas de la asignatura de religión,...
Claro! Para un neo-conservador, cualquier pequeño cambio es el fin, la degeneración absoluta. Y sin embargo, a los neo-liberales les importa un pimiento las conservas. Tanto es así que ni las van a tocar ni a mirar. Bien hacen gala de que todo eso les importa menos que un comino, salvo cuando haya que cuidar, eso sí, su concubinato con los conservadores, que hacen frente común contra los socialistas. El verdadero teatro: logia contra logia (dicho en su sentido más genérico) y la religión que no sabe con quien pierde la castidad.
A ver si vivimos como si la verdad contara para algo, siendo liberales (que no liberalistas).
a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone
La Misión BS, E. Morricone
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miércoles, 4 de noviembre de 2009
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Felicidades por este post. Has hechouna genial exposición delo que estamos viviendo. De los derroteros por donde van unos y otros.Sabiduría y razón dominan tus entradas.Siemprelas saboreo.Mis comentarios las empobrecen, pero de vez en cuando quiero que sepas que son valiosas para mí.Un abrazo
ResponderEliminarSaludos de nuevo, Ángel.
ResponderEliminarTambién saboreo tus reflexiones, pero no tengo la buena costumbre de comentar.
No es lo mismo una visita silenciosa que una visita deteniéndose a hablar.
Por cierto, fenomenal tu último vídeo. Ni te dije nada en tu blog, ni aquí.
Gracias, Ángel.
Aunque estos temas son muy resbaladizos y además pueden llevar a equívocos.
Un abrazo.