a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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lunes, 3 de agosto de 2009

El derecho a elegir



Cada vez menos, cuando veo un debate por TV me posiciono en alguno de los "bandos". Sigue vendiendo hacer "bandos" en los debates. Pienso que si uno se posiciona, ni escucha bien a los del propio bando ni a los del otro. En mi opinión, al posicionarse uno se vuelve ciego y sordo para los "contrarios" y bobo tragón, como una gallina clueca, para los "propios".
Nadie cuestiona que tenemos un derecho a elegir y a poder elegir. A modo de ilustración, si alguien gusta por la medicina tiene el derecho de poder optar por la carrera hacia el ejercicio de la medicina.
El derecho a elegir es la expresión en el derecho positivo del don de la libertad. Si esto es constitutivo, aquello es irrenunciable. Y respetar el derecho a elegir es respetar la libertad de conciencia de la persona.
Hasta aquí creo que bien. Pero qué mal suena cuando apela a tal derecho alguien pro-[aborto, divorcio, fecundación artificial, matrimonio homosexual, eutanasia, abandono de mascotas, tala del Amazonas,...].

En un debate sobre el aborto me sorprende como ninguno de los pro-abortistas ve el aborto como una solución buena y adecuada. Ninguno ellos y ellas y ninguna mujer desearía abortar. Sin embargo, defendiendo el derecho a elegir parece que estén alentando el derecho a abortar; no siendo el aborto un derecho sino que el derecho es a elegir abortar. Algún pro-aborto ha tenido un momento de confusión cuando en el fragor del debate se da cuenta que ha pasado del derecho a elegir al derecho a abortar. Sin embargo, los anti-aborto siguen ciegos creyendo que la apariencia es no es tal. Y si se dan cuenta, se dan por vencedores. El diálogo de besugos está servido y las posturas irreconciliables, irreconciliables. Adiós a las "evidencias".
Así como ningún pro-divorcio, y ningún divorciado, desea el divorcio. El amor no tiene una dimensión temporal. Nadie cuando ama considera su amor como caduco o con fecha de finalización.

Por otro lado, de una mujer que aborta se podría decir que "abdica de su responsabilidad respecto del no nacido". Se podría decir que ha cometido un acto irresponsable. Pero estas afirmaciones, que sin dejar de ser verdad en el sentido en que se formulan, no responden a la realidad de la madre que ya ha cometido el aborto. Nadie comete conscientemente un acto de irresponsabilidad por mucho que los demás veamos claro e hiperclaro que lo ha cometido. Como se dice, todos en nuestros actos tendemos al bien. Otra cosa es otra cosa, pero siempre y todos tendemos al bien. Se puede haber cometido en el pasado atrocidades sin número y sin par, pero considerar que se ha amado al mal es un ardid del señor padre de la mentira.
Por eso podemos decir a una mujer hundida por su embarazo que no abdique de su responsabilidad en una conversación confidencial, pero no podemos decir a una mujer que ya ha abortado que ha realizado un acto de abdicación de su responsabilidad, puesto que no es verdad.

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