La Madre Teresa de Calcuta la recitó al recibir el premio Nobel de la paz en 1979 y reza así:
Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga unión.
Que allá donde hay error, yo ponga verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga alegría.
Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, como consolar,
ser comprendido, como comprender,
ser amado, sino amar.
Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.
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