Todas las cosas materiales están sometidas a las espirituales y determinadas por ellas de acuerdo con el orden natural, y no al revés.
Sin embargo, siempre que el espíritu nos mueva a hacerlo, será necesario que alcemos los ojos y las manos hacia los elementos del cielo1. Mas no de otro modo, ya que las cosas del cuerpo se rigen por las del espíritu, a las que están sometidas, y no al revés.
Puede encontrarse un ejemplo de lo que digo en la Ascensión de Nuestro Señor: cuando llegó el momento fijado por Él mismo en el que regresó junto al Padre con su cuerpo de hombre –nunca había dejado ni podía dejar de ser Dios–, el hombre con su cuerpo lo siguió en una única persona, y eso gracias al poder de Dios en virtud de que es espíritu. Y la manifestación visible más adecuada para que tal cosa ocurriera era hacia arriba.
Quienes buscan poner en práctica las enseñanzas del presente libro pueden advertir en parte este sometimiento del cuerpo al espíritu. Cuando el alma toma la decisión de comprometerse con esta tarea, lo que ocurre al mismo tiempo es que el cuerpo se sostiene erguido por sí mismo gracias al espíritu y sigue de manera física lo que se ha efectuado de manera espiritual –sin que el discípulo se diera cuenta de ello–, mientras que antes el cuerpo tendía quizás a encorvarse porque le era más fácil. ¡Es lo que corresponde!
Y, dado que es lo que corresponde, el hombre –que posee el cuerpo más correcto de todas las criaturas– no ha sido creado encorvado, como los demás animales, mirando hacia la tierra, sino erguido, mirando hacia el cielo, ya que la apariencia del cuerpo físico refleja el alma espiritual, que debe estar espiritualmente erguida y no encorvada. Observa que he dicho "espiritualmente erguida" y no "físicamente", pues ¿cómo podría esforzarse un alma que por naturaleza carece de cuerpo en erguirse físicamente? Es imposible.
Así pues, ten cuidado en no interpretar en sentido físico lo que se dice en sentido espiritual, por más que nos sirvamos de expresiones materiales como "arriba", "abajo", "dentro", "fuera", detrás", "antes", "este lado" o "aquel lado". Lo más espiritual que quepa imaginar siempre debe expresarse con palabras físicas si es que queremos hablar de ello de alguna manera, ya que el habla es una acción física de la lengua, parte de nuestro cuerpo. Sin embargo, ¿qué importa eso? ¿Acaso quiere decir que entendemos las palabras en un sentido físico? Claro que no: las entendemos en un sentido espiritual.
a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone
La Misión BS, E. Morricone
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lunes, 13 de febrero de 2012
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