a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _


domingo, 12 de febrero de 2012

La nube del no saber │ cap. 60

El camino más elevado y rápido hacia el cielo se recorre por medio del deseo y no a pie.

Quizás te preguntes cómo he llegado a estas conclusiones, ya que piensas que tienes una prueba real de que el cielo está allá arriba al saber que Cristo ascendió físicamente hacia arriba y que envió luego al Espíritu Santo desde arriba para que lo vieran sus discípulos, tal como había prometido. En consecuencia, piensas, si tienes una prueba semejante ante tus ojos, ¿por qué no debes dirigir tu mente literalmente hacia arriba cuando rezas?

Te responderé lo mejor que pueda, no importa cuán inadecuada sea la respuesta. Dado que era necesario que Cristo ascendiera físicamente al cielo y luego enviara al Espíritu Santo en forma tangible, era más apropiado que esto se produjera "hacia arriba" y "desde arriba" que no "hacia abajo" y "desde abajo", ni tampoco "desde atrás", "desde frente" o "desde los lados". Además de esta cuestión sobre qué era más apropiado sobre sus fines, Cristo no tenía más necesidad de ir hacia arriba que hacia abajo, ya que ambas cosas son muy parecidas. En el cielo, tan cerca se halla espiritualmente lo que está arriba como lo que está abajo, lo que está delante como lo que está detrás, en un lado como otro, ya que si alguien quiere de verdad estar en el cielo, en el acto se halla allí en espíritu. Recorremos con más rapidez el elevado camino que conduce al cielo por medio de nuestros deseos que de nuestros pies. Así lo dice san Pablo de sí mismo cuando afirma que vivimos en el cielo aunque nuestros cuerpos se hallen en realidad aquí en la tierra1, y así lo dicen también muchos otros. San Pablo se refiere al amor y anhelo del cuerpo, que es su vida espiritual. Es indudable que el alma se halla en realidad allí donde se halle el objeto de su amor, tanto como se halla en el cuerpo del que depende y al que da vida2. Por tanto, si queremos ir al cielo espiritualmente, ¡no tenemos por qué forzar nuestro espíritu hacia arriba ni hacia abajo ni hacia los lados!

-------
1. Cf. Flp 3:20
2. Cf. Pseudo-Dionisio, De divinis nominibus, III, 1.

No hay comentarios:

Publicar un comentario