a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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lunes, 5 de diciembre de 2011

La nube del no saber │ cap. 58 (1 de 2)

El ejemplo de san Martín y san Esteban de mirar hacia arriba durante la plegaria no debe tomarse con literalidad.


En relación con lo que dicen de san Martín y san Esteban: aunque estos santos vieran tales cosas con sus ojos físicos, se trataba manifiestamente de un milagro que demostraba una verdad espiritual. Saben muy bien que Cristo nunca se vistió en realidad con la capa de san Martín, que la necesitaba para protegerse del frío, sino sólo de manera milagrosa, como un recordatorio para todos nosotros de que podemos salvarnos y unirnos espiritualmente con el cuerpo de Cristo. Quien vista a un pobre o haga el bien a los necesitados por amor a Dios, ya sea de manera física o espiritual, puede tener la seguridad de que lo hace espiritualmente a Cristo y será recompensado como si lo hubiera hecho de verdad al cuerpo de Cristo1. El mismo Cristo lo dice en el Evangelio, pero no consideró que fuera suficiente a menos que lo confirmara después por medio de un milagro, y por este motivo se apareció a san Martín en una revelación especial. El significado de todas las visiones de Cristo en forma humana es espiritual. Y creo que, si quienes las experimentaron hubiesen sido lo suficientemente espirituales o percibido su significado espiritual, nunca se les habría aparecido en forma física. Por tanto, desechemos la cáscara y comamos el dulce fruto.

¿Cómo? No como hacen los herejes, ya que pueden comparárseles a los locos que tienen por costumbre beber de una hermosa copa para arrojarla luego contra la pared y romperla. Si queremos progresar, no haremos nada parecido. Quienes se alimentan del fruto no desprecian el árbol ni tampoco, una vez han bebido, rompen la copa de la que bebieron. El árbol y la copa se parecen al milagro que podemos ver, como todas las prácticas externas cuando ayudan y no entorpecen al espíritu. Y el fruto y la bebida se parecen al sentido espiritual detrás del milagro visible, de las prácticas externas apropiadas, como levantar los ojos y las manos hacia el cielo. Si se observan por mandato del espíritu, las prácticas son buenas; de lo contrario, las moverá la hipocresía y serán falsas. Si son sinceras y contienen un fruto espiritual, ¿por qué despreciarlas? Los hombres besarán la copa que contiene el vino.

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1. Cf. Mt 25:40.

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