Es necesario ejercitarse continuamente en esta tarea, soportando los sufrimientos que comporta y sin juzgar a nadie.
Por eso, si un hombre, sea quien fuere, pecador común y coriente o no, quiere de verdad recobrar la pureza que perdió a causa del pecado y ganarse aquel bienestar en el que ha desaparecido todo sufrimiento, deberá esforzarse con paciencia en esta tarea y soportar su dolor. Todo el mundo, tanto el pecador común y corriente como el hombre casi inocente, considera que se trata de una tarea ardua en extremo, aunque para el primero resulte mucho más penosa que para el segundo, lo cual es comprensible. Sin embargo, sucede a menudo que quienes han pecado gravemente de manera habitual alcanzan la contemplación perfecta mucho antes que quienes nunca han pecado lo más mínimo. Se trata de un milagro de la misericordia de Nuestro Señor, que les ha concedido su gracia especial para asombro del mundo entero. Estoy plenamente convencido de que el día del Juicio será un día muy hermoso, ya que podremos ver con claridad tanto a Dios como sus dones. Ese día, alguno de los que ahora son vilipendiados y menospreciados por ser pecadores comunes y corrientes -y tal vez algunos de los que cometieron pecados terribles- se sentarán junto a los santos con la mayor dignidad y con la aprobación de Dios. Y otros que, en apariencia, parecen muy santos y a quienes los hombres han considerado casi como ángeles -y tal vez algunos de los que nunca cometieron pecado mortal- se sentarán en las cavernas del infierno, sumidos en la aflicción.
Como puedes ver, pues, ningún hombre debería ser juzgado por otro por el bien o el mal que haya hecho en esta vida. No obstante, es posible juzgar con propiedad las acciones para saber si son buenas o malas. Mas no así a los hombres.
a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone
La Misión BS, E. Morricone
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martes, 13 de abril de 2010
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Me gusta de veras y estoy muy de acuerdo. El día del Juicio será un día feliz, porque podremos ver tantas maravillas de amor y de perdón,convertido tanto pecado en herida de amor verdadero... aun con la pena de ver tanta "virtud" malograda, por la tibieza, la seguridad, la mediocridad...
ResponderEliminarLos que tenemos una formación moral no acabamos de concebir un día del Juicio tal como nos cuenta nuestro anómino inglés del s. XIV.
ResponderEliminarMuchos no aprecian el amor de Dios porque lo han recibido de siempre, gratis, y lo dan por supuesto como cosa normal. Otros en cambio lo aprecian como una joya preciosa, rara, porque lo han recibido a pesar de todo el mal que han hecho, cuando lo que en justicia tendrían que haber recibido es castigo y muerte. Entre estos últimos están muchos de los que llamamos comúnmente "santos".
ResponderEliminarUn abrazo.
Puede que un buen día, tras un largo peregrinaje por la senda de la virtud y del encuentro con nuestra naturaleza caída, descubramos el ser en Cristo.
ResponderEliminarComo dice nuestro autor anónimo, "deberá esforzarse con paciencia en esta tarea y soportar su dolor".
Tengo frescas esas palabras de Benedicto XVI sobre la penitencia. Me vienen a la memoria ahora.