a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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lunes, 20 de julio de 2009

La Veritas y la Caritas: esa es la cuestión.


Es una interesante reflexión la de la Introducción.


Benedicto XVI antes que Papa es teólogo y profesor, valga la expresión. Este Papa tiene esa capacidad de expresar las cosas cambiando de registros e integrarlos con transiciones ágiles y suaves. Mantiene ese buen hacer de profesor que sintetiza un corpus teológico en nueve párrafos.
Primero habla de la primacía de la Caridad en la relaciones personales, en las relaciones sociales, económicas y políticas, así como vía maestra de la Doctrina Social.
Si Dios es Amor, nosotros también somos amor. Y donde no hay personalismo y caridad en cuanto noción fundante de la realidad y esencia de nuestra naturaleza como en la sociología, la estadística, en la regulación legislativa, en los índices económicos, en los estudios de mercado cuya amplitud de miras es el corto plazo,... no se generan relaciones y situaciones sostenibles y justas.
Por tanto, de la caridad ya destilará la verdad. Amar la verdad en primer lugar da lugar a fundamentalismos en grado variable.
Para comprender que Dios es uno, que la Realidad es una y es así sin poder haber sido de otro modo, el comprender la no arbitrariedad de Dios,... debemos amar el amor y descubriremos entonces la verdad. Verdades pueden haber muchas pero todas subyugantes per se. Verdades pueden haber muchas y todas pugnando por prevalecer y por adquirir el poder para establecer su reino particular. Y es la Caridad la que pasa por encima de todos estos reyecitos absolutistas.
Parece ser que el mismo San Pablo integraba la Verdad en la Caridad, "subordinaba" la Verdad a la Caridad.
La primera Encíclica hablaba de la Caridad y la segunda de la Esperanza. Ahora habla de la Verdad. Y solo es posible hablar en verdad de la Verdad si se habla de la Caridad en la Verdad.

Me entristezco leyendo la introducción, pues me recuerda nuestra naturaleza caída. Es triste el estado de nuestra naturaleza, pero es gozoso como la Iglesia no gira la cabeza ante tal realidad.
Digo esto pues como somos débiles en la Caridad, se precisa que pongamos verdades por el camino para poder ir un poco a ciegas. Y no acabamos de salir del barullo y del enredo de multitud de taifas veritacionales.

Pues eso. Me parece una Encíclica dedicada a la Verdad como no puede ser tratada de otra manera la Verdad: como surgida de la Caridad. La Caritas in Veritate.

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