a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _


miércoles, 1 de octubre de 2014

La soberbia y el orgullo

mi realidad, lori meyers
 
Dice el refrán: "dime de lo que presumes y te diré de lo que careces".
 
 
Al dejar la mente libre, al aquietarla, al distanciarnos de los pensamientos, de los sentimientos, de las sensaciones, del estado de ánimo, de las preocupaciones, de las ilusiones, de las alegrías, de los problemas, de los momentos de felicidad, de euforia, de la enfermedad y de la salud, del malestar y dolor corporal, la vida o poca vida de nuestro espíritu,... en definitiva, al separar la mente del yo falso para contemplar nuestra realidad de frente, con franqueza, con valentía a veces, sin vergüenzas otras veces, sin herirnos en el orgullo, siendo esto el comienzo de la humildad, en la cada vez mayor plena consciencia de nosotros mismos a todos los niveles ante la Naturaleza y ante Dios, al distanciar el yo consciente del yo falso, como decía, los pensamientos que nos resultan molestos o que pensamos deben pasar, seguramente pueden estar enmascarando dolor.
 
La misma molestia de un pensamiento ya es un dolor en sí mismo: un dolor de nuestro orgullo o por soberbia. Y por el contrario, también esos pensamientos de los que nos podemos regodear ocultan carencias que hablan con dolor: vanidad, dominio o incluso abuso que pueden indicar problemas en la infancia no resueltos, propiedades y consumos, estatus, momentos alegres y de diversión que pueden indicar mucha soledad no buscada, ansia de placer que pueden indicar las insatisfacciones no asumidas y, por tanto, no sanadas correctamente,...
 
Son pensamientos que no debemos reprimir sino ir detrás de lo aparente a ver con qué nos encontramos.
 
 
La soberbia es convertirse en norma moral. Así estamos cegados para reconocer lo bueno de lo malo. Por la soberbia somo capaces de, por ejemplo, abusar emocional y físicamente de nuestra pareja sin remordimientos de conciencia. Se está cegado para ver el sufrimiento del otro si lo causa uno mismo. Para el soberbio, todos los demás actúan mal y debe forzar a los demás a actuar según él. Él tiene que ser el amo y señor de todo y de todos. La persona soberbia despojada de su soberbia es un don nadie, un niño enfermo e indefenso.
 
El orgullo es algo muy sensible. Se siente herido o extasiado por todas las actuaciones de los demás con uno mismo y por todos pensamientos y recuerdos según le sean negativos o positivos pasando por el tamiz de la soberbia. La persona orgullosa enmascara su egoísmo frustrado. Siendo el egoísmo el solo pensar en uno mismo y actuar solo por uno mismo sin tener en cuenta a los demás. Solo amarse a sí mismo (siendo falso este tipo de amor).
 
La conjunción soberbia-orgullo configuran la moral del falso yo. Es lo más pegajoso del falso yo. Siempre estaremos discerniendo la soberbia y el orgullo para llegar a la verdadera causa del dolor para poder sanar.
 
La Vida del Espíritu es la verdadera norma moral: ama y haz lo que quieras. La libertad del Amor. Asuntos ya tratados.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario